El joven J. L. S., de 23 años de edad, natural de Santiago de Compostela y vecino de O Porriño, confesó ayer haber matado a su pareja, una chica boliviana de 25 años de edad. Se trata de la decimoquinta víctima de la violencia de género que se produce en lo que va de año.
Los hechos sucedieron de madrugada en un piso de la calle de Manuel Rodríguez, de O Porriño, donde estaba el domicilio que compartían los dos jóvenes desde hacía tres años, informa Europa Press.
El 112 recibió una llamada a las 2.36 horas en la que el presunto autor de los hechos informó de que había matado a su pareja.
Los efectivos policiales que se desplazaron hasta el lugar de los hechos fueron recibidos por el presunto autor del crimen, que confesó que había matado a su pareja y les mostró dónde estaba el cuerpo.
Miembros del servicio de emergencias hallaron el cadáver de la joven con síntomas de asfixia, según confirmó el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Delfín Fernández, por lo que, a la espera de los resultados de la autopsia, todo apunta a que la muerte se produjo por estrangulamiento.
El joven quedó detenido por la Guardia Civil y pasará hoy a disposición judicial.
El subdelegado del Gobierno en Pontevedra explicó que la fallecida, natural de Santa Cruz de la Sierra, en la provincia boliviana de Andrés Ibáñez, tenía los papeles de residencia en regla desde el verano de 2003.
La pareja, tras llevar tres años conviviendo, había decidido romper la relación, lo que motivó una discusión.
J. L. S. no tiene denuncias previas por malos tratos ni le constan antecedentes por hechos similares, según la Guardia Civil.
No obstante, vecinos de O Porriño declararon a Efe que lo ocurrido «se veía venir».
Según estos vecinos, la joven C. K. V. A. ya había sido víctima de malos tratos por parte de su pareja en otras ocasiones.
«La Guardia Civil ya ha venido aquí varias veces por este motivo y en alguna ocasión ha tenido que venir la ambulancia», dijo una mujer que regenta un comercio en las proximidades del piso que compartía la pareja, quien indicó que «él ya le había pegado más veces».
«Sabía que tarde o temprano algo así iba a pasar», añadió.