Martes, 27 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6281.
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Olvidados del mundo, pero con impuestos
El candidato a la Alcaldía por IU, Angel Pérez, visitó ayer una calle de Vallecas donde los vecinos viven sin agua, entre escombros y delincuentes
ADRIAN CORNEJO

Es mediodía. El autobús de prensa transcurre por el kilómetro 14 de la carretera de Valencia camino a Valdemingómez (distrito Villa de Vallecas) para enfilar el punto de destino. Antes de llegar, un chico de unos nueve años sustituye el colegio por tareas de padre o madre: empuja entre el polvo y el barro el carro de un bebé. Algunas de las humildes moradas, que muestran a la luz sus esqueletos, se dotan sospechosamente de modernos automóviles y, en las calles, habitantes de distintas etnias caminan con ropas sucias y harapientas salvo alguno que, como una luz en las tinieblas, exhibe discordante un jersey de marca. Ante la mirada de sus mayores, los niños se golpean fuerte, aunque en broma, junto a un hombre que fuma base (pasta de la cocaína no tratada).

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A medida que el autobús avanza, aumenta su carácter de minúscula y casi científica muestra de primer mundo. Los redactores, cámaras y políticos no dan crédito, tienen la mirada atónita de turista mochilero que visita chabolas en un lugar perdido de Africa o América, pero están en Madrid. Y muy cerca de los modernos pisos del Ensanche de Vallecas.

El vehículo para. Lo hace en un camino lleno de basuras, piedras, ramas de árboles y cierres de garaje oxidados. La vía, prolongación de lo visto en los alrededores, tiene nombre y apellido: Francisco Alvarez. Un nombre de calle para algo que no lo es. Del vehículo descienden redactores, cámaras y Angel Pérez, candidato a la Alcaldía de Madrid por Izquierda Unida. El político se planta en la calle y se dirige al alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, cámaras y grabadoras mediante, en el mismo sitio que hace meses (donde también estuvo M2). «Este lugar es para nosotros un símbolo de la falta de honor del regidor. Francisco Alvarez es una calle legal, sus más de 200 habitantes pagan impuestos y, sin embargo, no tienen derecho al alumbrado público, el alcantarillado o la limpieza de la calle», denunció Pérez. «Esto no tiene que ver con el Madrid olímpico, el de las noches blancas y grandes eventos, sólo requeriría un poco de dinero y la mínima dosis de voluntad política», concluyó.

Después, el candidato de IU visitó la calle. Lo hizo sin la parafernalia de otros candidatos, pero como si la dificultad de su partido para realizar la lista de seleccionables para las elecciones le hubiera mermado. Le faltó presencia entre los vecinos. Casi no habló con ellos. No obstante, su petición debe, sin duda, ser atendida. Las declaraciones de los vecinos despejan cualquier incertidumbre. «La semana pasada prendieron fuego en la casa de mi vecino. Menos mal que me di cuenta, avisamos a Emergencias y todavía sigo teniendo dónde vivir», dijo una vecina, muy indignada. «Llevo aquí más de 25 años. Hemos hecho manifestaciones y ha venido la prensa, pero no vale para nada. Siempre hemos vivido humildes, pero algunos somos gente honrada y, desde hace tres años que han venido los gitanos de Las Barranquillas, aquí es imposible vivir», concluyó.

Una de las causas de este cambio ha sido la delincuencia. En la calle son constantes los robos, atracos y la venta de drogas, operaciones que se realizan de noche, favorecidas por la falta de alumbrado que difumina los rostros de los infractores. «A mí me han robado muchísimas veces. He levantado la tapia un metro más porque los niños se cuelan en mi casa constantemente», aseguró un residente de mediana edad.

Otra vecina iba más allá. «Nuestras familias no nos quieren venir a ver porque si pasas en coche por aquí puede que no salgas. Te intentan vender droga, los chicos hacen carreras de coches y las pandillas te paran y te pueden matar», dijo.

Además de seguridad, la calle de Francisco Alvarez carece de agua, autobuses que lleven a los niños a la escuela (según unas vecinas), todo tipo de equipamientos y limpieza. El lugar se ubica junto a la Cañada Real Galiana, la incineradora y el vertedero. Es una isla entre las numerosas viviendas ilegales de alrededor.

Sus vecinos están indignados. Aunque Pérez dijo que lo de ayer no fue un acto electoralista («porque el voto de esta población no cambiaría el signo en las urnas»), ellos dicen estar «hartos de fotos sin mejoras».

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