Aseguran que vienen «con el mejor espectáculo posible» después de 40 años en el oficio de hacer reír. Sea cierto o no este eslogan, con el que ayer bautizaron su siempre esperado retorno a Madrid, llega con ellos la fiesta de las palabras, la música y el gesto. Un cóctel sin parangón, de eficacia garantizada contra los malos humos. Es, quizás, la mejor noticia para la cartelera: Les Luthiers han vuelto y por partida doble, porque repetirán en el mes de mayo.
Lúcidos como siempre y fieles a su vestuario de etiqueta, el quinteto argentino llega con la alineación de gala -Carlos Núñez Cortés, Carlos López Puccio, Daniel Rabinovich, Marcos Mundstock y Jorge Maronna- para presentar su penúltimo espectáculo: Las obras de ayer (El refrito), que no es otra cosa que una selección de números de anteriores espectáculos. Se trata de la tercera antología de Les Luthiers, después de Viejos fracasos (1976) y Grandes hitos (1992).
Estrenado en mayo de 2002 en la ciudad de Rosario, el montaje ya fue presentado en el norte de España antes de este desembarco, que tendrá lugar en el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones. En la presentación del espectáculo ante la prensa, ayer en el hotel Ritz, los miembros del quinteto se defendieron ante la idea de que sea éste un espectáculo de perfil bajo, como puede pensarse de un recopilatorio. Ésta es la tesis de Marcos Mundstock: «Son los números que más nos gustan y quizás los que más gustan al público. Y por definición, éste es un show que es mejor que los otros».
Respecto al formato original, se han eliminado tres números (El regreso, El explicao y Canción a la independencia de Feudalia). «Eran números muy locales», aseveró Maronna. «Discutimos mucho lo que se debía incluir en Las obras de ayer», pormenorizó Carlos López Puccio. «Hay números que los muy seguidores del grupo querían volver a ver, como la Cantata, y hay otros que el público más fiel no recuerda, como la balada del 7º Regimiento. Se han mezclado las dos cosas, teniendo en cuenta por supuesto nuestros gustos personales», agregó.
Hace ya 40 años que un grupo de estudiantes universitarios de Buenos Aires, encabezados por el ya desaparecido Gerardo Masana, cambió la denominación de su formación teatral (I Musicisti) para convertirse en Les Luthiers, nombre prestado del viejo oficio de construir instrumentos. Ellos han rendido honor a esta labor convirtiendo, por ejemplo, una lata de jamón cocido en un violín y haciéndolo sonar como si de un Stradivarius se tratara. Su último invento, el llamado alambique encantador, se podrá escuchar en Madrid en un futuro, cuando el grupo presente su último espectáculo original: Los premios Mastropiero.
Cuatro décadas después, cuando Les Luthiers han consolidado su fórmula hasta ser aclamados en cualquier territorio latino, reconocen que han aprendido a llevarse bien: «Tenemos muchos motivos para llevarnos bien. Compartimos un hijo, que nos da muchas satisfacciones y muy bien de comer. Además, somos bastante educados y la vida nos ha enseñado a pelear con inteligencia, sin utilizar jamás las armas», ironizaba Daniel Rabinovich.
Está claro que Madrid es una ciudad adicta a Les Luthiers. Ocurre un fenómeno poco frecuente en esta ciudad cada vez que se anuncia su visita. Las entradas -nada baratas, por cierto- desaparecen en cuestión de minutos aunque falten meses para el espectáculo. Cuarenta mil boletos se esfumaron como por arte de magia para verlos en marzo. Así que, rompiendo su molde tradicional, el entorno del quinteto argentino decidió redoblar la apuesta y repetir del 24 de abril al 20 de mayo en idéntico escenario. Las entradas ya están a la venta.
Las obras de ayer.
Desde hoy hasta el 25 de marzo y del 24 de abril al 20 de mayo en el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones (Ribera del Sena, s/n). Entradas 902 400 222.
ÉSTAS SON 'LAS OBRAS DE AYER'
El sendero de Warren Sánchez. Un puñado de 'salmos sectarios' pertenecientes al espectáculo 'Viejésimo aniversario' (1987).
La balada del 7º regimiento. Un viaje al frente occidental de la guerra de Corea incluida en 'El reír de los cantares' (1989).
Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras. Un paseo por Latinoamérica, plato fuerte de 'Mastropiero que nunca' (1977).
San Ictícola de los Peces. 'Tarantela litúrgica' estrenada en 'Unen canto con humor' (1994).
Pepper Clemens Sent the Messenger, Nevertheless the Reverend left the herd. Pieza de jazz que forma parte del espectáculo 'Por humor al arte' (1983).
Quien conocería a Amaría amaría a María. 'Canción con mimos' recuperada de 'Viejésimo aniversario' (1978).
La hora de la nostalgia. Diez minutos de recuerdos con las aventuras y desventuras del cantante José Duval perteneciente a 'El reír de los cantares' (1989).