JOSÉ MARIA FERNANDEZ ISLA
A finales del siglo XIX y en el corazón de la vieja Europa, un nuevo estilo modificó por completo el arte de proyectar. Las primeras muestras surgirán en Bélgica, donde la famosísima Casa Tassel, diseñada por Víctor Horta en 1893, marca el punto de partida para la renovación del lenguaje tradicional. Hasta tal punto la aceptación del movimiento es inmediata que sólo necesitó un par de años para su consagración definitiva, coincidiendo con la apertura en París de la tienda L'art Noveau (1895). Desde aquel preciso instante y hasta el final de la Primera Guerra Mundial, ese estilo que en el futuro se va a conocer como Arte Nuevo o Modernismo aportará a las vanguardias europeas la única vía metodológica para superar el agotamiento producido por décadas de un historicismo tan desfasado como carente de sentido.
En España, las cotas más altas del Modernismo se alcanzan en Cataluña. Allí, como nos recuerda Leonardo Benévolo, constituirá uno de los fenómenos «más complejos, contradictorios, dinámicos y creativos de cuantos, relacionados con la evolución de los estilos, puede ofrecer el arte y la arquitectura de finales del XIX y principios del XX». No obstante, a lo largo de nuestra geografía serán muchas las muestras de interés dejadas por la arquitectura modernista.
Centrándonos en Madrid, seguramente el ejemplo más conocido sea el Palacio Longoria (Sociedad General de Autores), proyectado por José Grases Riera en 1904. Y si éste se considera la avanzadilla de un estilo que nunca terminará de cuajar en la capital, la pieza con la que se despide la corriente es la Casa Gallardo, de Federico de Arias.
Este suntuoso edificio, que en 1915 consigue el Premio del Ayuntamiento a la obra mejor construida, tiene como antecedente una propuesta realizada en 1908 por el italiano N. Daverio para construir un palacete con vistas a la Plaza de España. Con la incorporación de Federico de Arias el proyecto definitivo aumentará el número de pisos (de cuatro a cinco alturas) y ocupará toda la parcela. Como resultado, surgen dos enormes viviendas por planta, que discurren en torno a un amplio patio interior con vidrieras modernistas de gran interés.
Formalmente, el proyecto se configura dentro de los patrones marcados por el Art Nouveau francés. O lo que es lo mismo, cercano a la variante donde el artificio decorativo adquiere mayor intensidad y cuidado. Así, el edificio se desarrolla desde la esquina de Ferraz con la plaza de España, recurriendo a un chaflán curvado que otorga el necesario peso ceremonial que reclama el portal. A medida que el edificio crece en altura, el chaflán gana en esbeltez, hasta alcanzar su culminación mediante una cúpula de escamas de pizarra que señala al conjunto con la distinción propia de su época. Aquella en la que, por última vez en la historia de la Cultura, se soñará con el arte total, con un lenguaje pródigo en texturas y materiales que otorgaba el máximo grado de libertad a sus formas para adaptarse a nuevos usos y significados.
FICHA TÉCNICA
CASA GALLARDO
Situación: calle de Ferraz, 2 con vistas a plaza de España./ Arquitecto: Federico de Arias Rey./ Proyecto: 1911./ Dirección de obra: Federico de Arias Rey y Luis Vidal Tuasón./ Construcción: entre 1911 y 1914.
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