Martes, 27 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6281.
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 MUNDO
Las potencias preparan nuevas sanciones para frenar el programa nuclear de Teherán
Los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania se reúnen en Londres para ampliar la anterior resolución Estados Unidos no descarta ninguna medida de presión
FERNANDO MAS. Corresponsal

LONDRES.- Irán desafió al mundo el domingo al advertir que su programa nuclear «no tiene marcha atrás». La tensión crece y, por más que el primer ministro británico, Tony Blair, haya dicho en los últimos días que Estados Unidos no lanzará un ataque contra esta república islámica, la Casa Blanca dejó claro que todas las posibilidades están sobre la mesa. Y todas, son todas.

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El mundo respondió ayer a Teherán. Por ahora, con la diplomacia, con la palabra de los más poderosos del planeta que, reunidos en Londres, perfilan una nueva resolución con la que tratar de frenar las ansias del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, de seguir con su programa de enriquecimiento de uranio.

Los cincos miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -Estados Unidos, Francia, Rusia, China y el Reino Unido- más representantes de Alemania mantuvieron un encuentro en la capital británica para abordar una crisis que, de no cerrarse pronto, puede abrir otro frente bélico en la zona, donde los conflictos de Afganistán e Irak se mantienen activos.

¿Energía o armas?

Fue el vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, el encargado de decir que no se descarta ninguna respuesta para que Teherán acate las decisiones de la ONU, que le marcan el camino a seguir para desmantelar su programa nuclear. La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, dejó claro hace 48 horas que Irán no necesita «una marcha atrás», es decir, «apretar el botón de parada».

Otro punto caliente y de posible conflicto internacional, Corea del Norte, se acaba de neutralizar después de que el Gobierno de Pyongyang aceptara renunciar a su programa nuclear a cambio de petróleo y reconocimiento diplomático (el país dejará de estar en el grupo de países del llamado eje del mal).

Irán no tiene las mismas intenciones. Ahmadineyad justifica su programa de enriquecimiento de uranio en la necesidad de obtener energía eléctrica y niega cualquier intención de producir armas nucleares. Por eso continuará con su programa, asegurando, en contra de lo que sostiene Occidente, que nada tiene que ver su plan con la fabricación de armamento atómico.

No han trascendido demasiados datos sobre la cumbre del Consejo de Seguridad en Londres. Sí se ha sabido, a través del Ministerio de Exteriores británico, que se prepara una nueva declaración, previsiblemente más contundente que la anterior, contra el Gobierno iraní. Esta resolución podría incluir la congelación de créditos por parte de Europa, así como el fin del comercio de armas.

El Gobierno británico dijo en un comunicado que se ha empezado a trabajar en una nueva resolución del Consejo de Seguridad, pero no se ha adoptado ninguna decisión. «Hemos tenido un primer debate muy productivo sobre los pasos que debemos dar después de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) haya puesto de relieve que Irán no ha respetado la Resolución 1737 del Consejo de Seguridad de la ONU», explicó uno de los representantes del consejo, el británico John Sawers. «Se nos ha conminado a buscar una solución negociada. Esta misma semana habrá más contactos», concluyó.

La Resolución 1737, aprobada por la unanimidad del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 23 de diciembre, vetó la exportación a Irán de todo tipo de tecnología susceptible de favorecer el enriquecimiento de uranio o fabricar misiles. Esa decisión dejaba la puerta abierta a nuevas sanciones, aunque excluía de forma expresa el uso de la fuerza.

Todo hace indicar que la reunión de ayer en Londres va en el camino de incrementar las medidas de presión contra Teherán y en ese sentido debe entender la declaración del Foreign Office de que se ha de buscar una solución negociada a la tensión existente con el Gobierno de la República Islámica.

La misma línea marcó el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Sean McCormack, durante una rueda de prensa en Washington: «Creo que la naturaleza de la resolución será gradual. Su objetivo será aumentar proporcionalmente la presión sobre Teherán». Las sanciones económicas contenidas en la resolución de diciembre, comentó, ya provocaron «un debate público en Irán sobre la sensatez del camino actual de desafiar a la comunidad internacional», informa Efe.

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