DANIEL UTRILLA. Corresponsal
MOSCU.-
Unos meses antes de que Charles Simonyi se uniera con 33 años al equipo de fundadores de Microsoft allá por 1981, un compatriota suyo un año más joven que él, Bertalan Farkas, se convertía en el primer húngaro que volaba al espacio. De la mano de Moscú, Farkas despegó el 26 de mayo de 1980 a bordo de la nave Soyuz 36 del cosmódromo de Baikonur en compañía del cosmonauta soviético Valeri Kubasov.
Admirado y un pelín envidioso por la gesta espacial de Farkas, que se convirtió en el Gagarin de Hungría y recibió el título de Héroe de la Unión Soviética, Simonyi no podía imaginar que su fichaje por Microsoft inauguraba cuenta atrás que le conduciría, 26 años después, a emular la gesta del primer cosmonauta húngaro. Aficionado desde niño al espacio participó a los 13 años en un certamen de jovenes astronautas y viajó a Moscú, donde conoció a Pavel Popovich, el cuarto cosmonauta de la Historia.
Después de Dennis Tito (2001), Mark Shuttleworth (2002), Gregori Olsen (2005) y la estadounidense de origen iraní Anousheh Ansari (2006), Simonyi -que pilota aviones y helicópteros- será el quinto turista que sube a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), donde realizará varios experimentos biomédicos, eso sí, sin soltar su cámara de video. Si en 1980 Farkas permaneció siete días en órbita, Simonyni estará 10. El coste del pasaje: 25 millones de dólares.
Aunque en ingravidez también pesan los años, Simonyi se siente jovial y pletórico a los 58. «Quiero compartir todo lo que aprenda con todo el mundo, sobre todo con los niños, para que se comprometan con las ciencias aeroespaciales», asegura. En agosto de 2006 pasó los exámenes médicos y un mes después comenzó su preparación en la Ciudad de las Estrellas, cerca de Moscú. El lanzamiento de la nave Soyuz TMA-10 está previsto para el 7 de abril.
Hijo de un profesor de ingeniería eléctrica, Simonyi pasó su juventud en la Hungría sovietizada de los años 60. En el instituto se familiarizó con la tecnología informática de origen soviético, que conoce mejor que los turistas que le han precedido.
Su precocidad en el arte de la programación le catapultó en 1968 a EEUU, donde estudió en en la Universidad de Berkeley y Stanford. En 1981 entró en Microsoft, donde fue uno de los cerebros del desarrollo de software (Word y Excel se crearon bajo su supervisión). En 2002 creó su compañía, Intentional Software. Tras volcar parte de su fortuna hacia la filantropía, Simonyi decidió darse un capricho astronómico y firmó un acuerdo con Space Adventures, que organiza los vuelos turísticos al espacio.
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