Cuando en 1994, un ya muy declinante Gironella (a quien la libertad convirtió en poco tiempo en escritor añoso y atrasado) repitió la experiencia con otros protagonistas -entre los que tuvo la gentileza de incluirme-, aquel nuevo y bien editado (Planeta también) Nuevos 100 españoles y Dios resultó más bien un fracaso, sin pena ni gloria. Parecía que, hace 13 años, lo que se pensara de la religión daba igual a la mayoría. ¿Será que sin libertad la creencia personal es un morbo, pero con libertad no pasa de mero asunto privado? ¿O que el segundo Gironella planteó el tema de un modo viejo? Si en el Irán de los ayatolás permitiesen un libro sobre quién cree o no cree en Alá, sería un éxito y desataría pasiones. Es obvio que no son libres.

Dicho esto, es posible que el tema de Dios (en sociedades de gobiernos tan conservadores como la norteamericana) pueda volver a suscitar interés. Ojalá ello no se deba a posibles pruritos de escándalo. ¿Cómo sería un ¿Tú crees? Conversaciones sobre Dios y la religión en la España de hoy? Muy plural. Con más creyentes que en 1994, y también dubitativos más complejos y ateos más consumados.

He leído que Jiménez Losantos se declara ateo. Y Alvaro Pombo (supongo que con horror de su jerarquía) se dice homosexual y cristiano, obviamente heterodoxo. También se dice heterodoxo del cristianismo José Antonio Marina. Yo me diría agnóstico y pagano (ni católico ni ateo) y el poeta González Iglesias -que también es gay- dice sentirse heredero de un cristianismo primitivo y muy lejos de Rouco Varela. Seguirían diciéndose católicos con toda seguridad (en la farándula, sobre todo) infinidad que jamás va a misa. Mi querido Castilla del Pino se confesaría ateo una vez más. Y católico (a su modo, muy tolerante) el poeta Pablo García Baena. Como ateos -de diferente registro- Angel González o Francisco Brines, académicos sin aire de Academia...

Sí, parece que el libro abriría una veta menos cerrada de lo que creíamos. ¿Y qué significa preguntar cree usted en Dios? ¿Novedad? ¿Fantasmas antañones? Qué pena que no esté ya José María Gironella, un hombre cordial y amable. Resulta (fíjate) que fue todo un pionero. ¡Dios mío!