FRANCISCO MARCH
BARCELONA.-
La empresa Balañá, propietaria de la plaza Monumental de Barcelona, se desvincula de la gestión taurina del coso, cediéndola a la familia Matilla, que se encargará de la organización de los festejos taurinos desde esta misma temporada y que asegura la continuidad de las corridas más allá de 2008.
Con tal decisión, se pone punto final a unos meses de especulaciones de toda índole y se asegura, decisiones políticas al margen, el futuro de la Fiesta en la Ciudad Condal.
Desde que el pasado mes de diciembre salieran a la luz las intenciones del concejal de ERC Jordi Portabella de llevar el mercado de Els Encants a los terrenos que ocupa el histórico coso taurino, han sido muchas las declaraciones, conjeturas y tomas de posición de todo signo.
Pues bien, en una extraña coincidencia, el mismo día que se conocía la decisión de ERC de volver a retomar su propuesta parlamentaria para acabar con las corridas de toros, bajo el eufemismo de convertirlas en corridas a la portuguesa, Balañá deja de ser empresario de Barcelona poniendo fin a una historia que se remonta a 70 años y tres generaciones. A partir de ahora será la familia Matilla, gente vinculada al mundo del toro desde hace ya cierto tiempo, quienes llevarán las riendas del negocio taurino en la ciudad, a día de hoy poco rentable.
Su llegada a la plaza de Barcelona supone la desaparición de otro empresario, Manolo Martín, que en los últimos años había montado prácticamente la mitad de la temporada barcelonesa, al cederle Balañá las fechas de menor rentabilidad, circunstancia que se paliaba con prácticas empresariales que desmerecían la seriedad del histórico recinto taurino. A falta de una primera declaración de la nueva empresa Matilla, no es aventurado suponer que la estructura de la temporada en Barcelona cambiará sustancialmente, con una reducción de festejos y primando la calidad sobre la cantidad.
Ahora únicamente queda esperar que la razón se imponga y la flamante empresa sepa conducir una gestión que devuelva a Barcelona un esplendor taurino que nunca debió malbaratarse. Ésa sería la mejor defensa de una Fiesta atacada.
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