Los mercados financieros mundiales vivieron un martes negro arrastrados por el desplome de la Bolsa china, que con un 9% sufrió la mayor caída en más de una década. El Ibex 35, el principal indicador español, cedió un 3,01%, la mayor bajada desde la elección de José Luis Rodríguez Zapatero el 14-M de 2004, como consecuencia de la oleada de desconfianza.
Los principales índices de Shanghai cayeron abruptamente en una jornada en la que los inversores se lanzaron a vender a cualquier precio. El derrumbe de la Bolsa china, el mercado estrella mundial desde hace tres años, desencadenó una tormenta en todo el planeta. Las plazas asiáticas cerraron con caídas superiores al 2%. El impacto fue mayor en las Europa y América. Los principales índices del viejo continente bajaron un 3%, retroceso que creció hasta el 4,5% en los principales mercados latinoamericanos.
Wall Street se rindió también a la fuerza del dragón asiático. El Dow Jones se dejó un 3,29% -su mayor caída en puntos (-416,02) desde los atentados del 11-S-, mientras que el Nasdaq cayó un 3,86%, golpeados, además de por China, por el atentado contra una base militar en Afganistán en la que estaba el vicepresidente de EEUU, Dick Cheney.
La Bolsa española no se escapó de la quema. El Ibex protagonizó la mayor caída desde que los socialistas llegaron al poder tras el atentado del 11-M (el 15 de marzo de 2004, el parqué español se desplomó un 4,2%). Ayer, en una sola jornada, el indicador que agrupa a las principales empresas cotizadas cayó la friolera de 448 puntos y perdió la cota psicológica de los 14.500 -cerró en 14.408,30 puntos-. Sólo siete valores lograron escapar de los números rojos.
«El lunes todo se veía de color de rosa y de repente todo ha cambiado», señala Juan Cueto, director de Estrategia de Ibersecurities, quien explica que el derrumbe de China ha desencadenado la corrección que «tarde o temprano» tenía que haber en la Bolsa.
Los analistas estiman que el movimiento bajista puede continuar en los próximos días o semanas. Algunos temen que se repitan las duras caídas sufridas en mayo del año pasado, cuando el Ibex llegó a perder más de un 10% en sólo un par de semanas.
Ahora, analistas e inversores miran temerosos a china, un parqué que en el último año se ha revalorizado un 140%. El principal índice de Shanghai, ha pasado de 1.300 puntos a más de 3.000, en medio de un gran apetito comprador por parte de inversores de todo el mundo.
Ayer, sin embargo, la euforia compradora desapareció por completo dando paso, sin previo aviso, al pánico vendedor. Dos rumores provocaron la huida masiva de inversores del parqué chino. Por un lado, el mercado se vio inundado por comentarios que apuntan a que el Gobierno prepara subidas fiscales para los beneficios obtenidos en los mercados financieros -hasta ahora, los inversores particulares chinos no tributan por las plusvalías generadas-.
Escándalos
Pero además, hay insistentes comentarios que apuntan a que las autoridades chinas están investigando a varios bancos del país por presuntos uso de información privilegiada y conflicto de intereses en las múltiples salidas a Bolsa de compañías llevadas a cabo en el último año. En Shanghai es vox populi que las Ofertas Públicas de Venta (OPV) realizadas en 2006 han estado rodeadas de todo tipo de prácticas ilegales.
«Esto puede ser un aviso de que el boom de la Bolsa china va a hacer un alto en el camino, para consolidar las desmesuradas subidas acumuladas», explica Mario Menéndez Mato, director general de Orient Finance, quien estima que la corrección del mercado asiático puede durar.
Esta perspectiva asusta a los analistas, que después de las pronunciadas caídas de ayer no saben qué impacto puede tener una dura corrección de la Bolsa china en los mercados occidentales. De momento, en el parqué español.