Miércoles, 28 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6282.
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 ESPAÑA
JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones de los acusados
Zouhier denuncia presiones de la Guardia Civil para que no contase que les avisó
Insiste en que dijo a la UCO que los asturianos querían cambiar 150 kilos de explosivos por hachís
MANUEL MARRACO

MADRID.- El confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier se sentó ante el micrófono de los acusados, tomó aire, se declaró «superinocente» y comenzó a repetir el único mensaje que ha ocupado su cabeza en los tres años que lleva en prisión: que avisó de la venta de explosivos a la Guardia Civil y que nunca supo nada de las intenciones de El Chino.

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Lo dijo 1.000 veces, de manera concisa o prolija, con solemnidad o desparpajo, pero siempre lo mismo y como respuesta a cualquiera de las preguntas: «Yo avisé de los 150 kilos. ¿Qué más querían que hiciera?». El procesado denunció insistentemente las «presiones» de la Guardia Civil para que no le contara al juez que les había informado de los explosivos: «Mi primera declaración fue inducida. Víctor [su controlador] me dijo: 'Tranquilo, no digas nada de que nos avisaste'». «Estaban más acojonados que yo ese día, porque sabían que la habían cagado», añadió.

El confidente, portero de discoteca, stripper, traficante, cobrador de morosos y experto en la «ley de la calle», no tuvo ayer enfrente a los fiscales habituales. Tampoco al fiscal del caso Pípol, a mano para la ocasión. Conscientes del morlaco que tenían enfrente, fue el propio fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, quien se enfrentó a quien podía poner en serio apuro a la UCO, la unidad de élite de la Guardia Civil dedicada a la delincuencia organizada. Ello llevó a Zouhier a concluir el interrogatorio con un desafiante «ni cuatro fiscales vais a poder conmigo».

Las primeras preguntas del fiscal jefe tampoco escondían sus intenciones: demostrar que el marroquí dejó de informar de los explosivos a la Guardia Civil durante los meses previos al atentado. «Si informé una vez hubiera informado otras mil», rebatió Zouhier.

Además, Zaragoza se empeñó en relacionar las cambiantes declaraciones de Zouhier ante el juez con el ritmo político y periodístico del momento. Tras mencionar una referencia del marroquí a las relaciones entre el acusado Antonio Toro y ETA, preguntó: «¿Tiene algo que ver con las noticias que le llegaban de la Comisión de Investigación?» «No». Siguiente pregunta: «¿Respondió a un cuestionario de Del Burgo?» «Sí» ¿Dio entrevistas a medios de comunicación?» «Entrevista, no. Hablar sí, he enviado cartas hasta al Rey». El fiscal jefe también quiso saber si había cobrado de algún medio. «No».

Zouhier demostró en sus respuestas mala educación y buen conocimiento de las investigaciones. A la pregunta de si fue informante de la UCO, el procesado se revolvió con un «yo digo que informé de los explosivos del 11-M, lo que usted dice que es Goma 2».

La Fiscalía pide 20 años de cárcel para Zouhier por poner supuestamente en contacto al grupo de Trashorras con el de El Chino, presunto líder operativo de la célula. El marroquí insistió en que él no presentó a esos grupos. «Asturias y Madrid ya se conocían», resumió.

Según su relato, conoció a Antonio Toro en prisión y supo por él que junto a Suárez Trashorras buscaban a quien cambiase 150 kilos de explosivo por hachís. El marroquí informó a la UCO, a la que en febrero de 2003 llegó a entregar una muestra del explosivo. Meses más tarde, Trashorras también le entregó un detonador «para facilitar la venta». El fiscal insistió en que nunca informó a la Guardia Civil de esa segunda entrega. «Es que no le di importancia. ¡No iba a informar 50.000 veces de lo mismo!».

Por esa misma razón, tampoco comunicó a sus controladores dos reuniones posteriores que, según la Fiscalía, fueron claves para la venta del explosivo. Se produjeron en los McDonald's de Carabanchel y Moncloa, a finales de 2004. Zouhier insistió en que en las dos sólo se negoció sobre hachís.

Zouhier explicó ayer que sabía que los asturianos cambiaban dinamita por hachís, pero negó que lo asociase a los negocios que se traían con El Chino y su banda.

El presidente del tribunal también estuvo ocupado intentando dominar el ímpetu de Zouhier. «¡Se quiere callar de una puñetera vez!», acabó diciendo.

Antes de responder a su letrado, Antonio Alberca, Zouhier respondió a las acusaciones particulares. A casi todas. Ante una del abogado Gonzalo Boyé, soltó: «Sabrá este abogado más que yo de colaboración con banda terrorista...».

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