El Congreso de los Diputados rechazó ayer una propuesta planteada por la asociación Foro Español de la Familia, y respaldada por un millón y medio de firmas, con la que se pretendía derogar la ley que reconoce el derecho de las parejas homosexuales a contraer matrimonio y a adoptar niños.
En junio de 2005, el Congreso aprobó una ley que permite a las personas del mismo sexo contraer matrimonio y adoptar hijos. El Partido Popular se opuso rotundamente a que esas parejas se puedan considerar matrimonio y a que adopten. El Foro Español de la Familia recogió un millón y medio de firmas en toda España, con las que ha presentado una iniciativa legislativa popular en el Congreso para derogar la ley.
En esa propuesta, que fue rechazada ayer, se pedía que el Código Civil refleje con toda claridad que el matrimonio sólo pueden contraerlo «el hombre y la mujer» y, además, que parejas de hombres o de mujeres no pueden adoptar un niño.
Los portavoces de todos los partidos del Congreso, excepto los del PP y los diputados del sector cristiano de CiU -los de Unió Democrática de Catalunya-, coincidieron en que la petición promovida por el Foro Español de la Familia trata de «recortar derechos».
En nombre del PP, el diputado Jorge Fernández Díaz aseguró que la propuesta de derogar esos artículos de la ley «no se prohíbe nada», pero el resto de portavoces opinó lo contrario.
También se mostró en contra de que las parejas homosexuales puedan adoptar niños. Y tampoco fue apoyado en este aspecto por los demás grupos parlamentarios.
Francisco Rodríguez (Bloque Nacionalista Galego), Luis Mardones (Coalición Canaria), Isaura Navarro (Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds), Rosa María Bonás (Esquerra Republicana de Catalunya), Mercé Pigem (Convergència Democrática de Catalunya) y Julio Villarubia (PSOE) rechazaron los argumentos del PP y del diputado Pere Grau (de Unió Democrática de Catalunya, que forma parte de CiU).
«El matrimonio, al igual que la familia, no son instituciones sociales inalterables, ni tampoco obligatorias, porque se casa quien quiere», afirmó la diputada Isaura Navarro, de IU-ICV. «Y hay muchos niños adoptados por dos personas del mismo sexo que viven en un entorno familiar de amor y cariño», añadió.
El socialista Julio Villarrubia dijo que esta iniciativa popular -la manera más directa de que la ciudadanía participe en la elaboración de las leyes- fue presentada después de que el Congreso aprobara esa ley, por lo que con ella se trata de «recortar derechos civiles y no de ampliarlos».
Respecto a la posibilidad de que las parejas homosexuales puedan adoptar, afirmó que lo que hay que debatir es «el derecho del niño o de la niña a ser adoptado por una persona idónea, con independencia de su opción sexual».
La votación final no dejó lugar a ninguna duda: hubo 136 votos a favor de tramitar esta ley para derogar los matrimonios homosexuales -del PP más tres de CiU y uno del PNV-, 173 en contra y una abstención.
Las diputadas del PP Celia Villalobos y María Pía Sánchez Fernández no siguieron las recomendaciones de su grupo parlamentario y votaron en contra de derogar esta norma, lo mismo que hicieron en su día cuando fue aprobada por el Congreso. Las dos saben que volverán a ser multadas con 300 euros cada una.
El debate fue seguido desde la tribuna de invitados del Congreso por dirigentes del Foro Español de la Familia y, casi a su lado, por el concejal del PSOE en Madrid Pedro Zerolo.
Poco antes de este debate, el Foro Español de la Familia convocó en las cercanías del Congreso un «Parlamento en la calle», en el que acordaron «por unanimidad» aprobar una hipotética ley en la que se dice que el matrimonio sólo puede existir entre un hombre y una mujer.
Este colectivo había pedido intervenir en el Congreso para defender su propuesta, pero el Reglamento de la Cámara no lo permite y por eso decidieron convocar el acto en la calle.
Su presidente, Benigno Blanco, dijo que confiaba «hasta el último segundo» en que los diputados reflexionarían «sobre el daño que hace a la familia la ley» y votarían a favor de derogarla, pero sus señorías, salvo los parlamentarios del PP, los de Unió y uno del PNV, optaron por hacer lo contrario.