Los arrestados fueron puestos anoche en libertad con cargos tras declarar ante el juez. Regresaron a la aldea y decidieron acampar. Oficialmente tan sólo uno de ellos, Sergio Vicente, había recibido notificación del juzgado de abandonar el poblado, compuesto por 10 casas. Por ello, los otros 10 detenidos ayer consideran que sus detenciones fueron absolutamente ilegales. Los habitantes estables de Navalquejigo ya sabían el domingo que las fuerzas del orden llegarían a las que consideran sus casas, para obligarles a desalojarlas. Lo que no se esperaban es que les sacaran de ellas ayer a las 9.00 horas para permanecer todo el día en dependencias policiales, hasta que comenzaron a prestar declaración pasadas las 17.00 horas.

El argumento que se les comunica para su expulsión es de desalojo preventivo ante un posible riesgo de ruina de los inmuebles. Sin embargo, tal y como explica Dani, uno de los afectados que terminó de declarar ante el juez a las 18.30 horas, «el informe data del año 2000 y nunca se estudiaron los interiores de las viviendas». Al técnico municipal que realizó el informe, que ahora se presenta como prueba, nunca le permitieron sus moradores acceder a las casas. Es más, añade, «la prueba de que esto ha sido para identificarnos y controlarnos está en que se han precintado las casas que habitamos, pero no las que realmente están ruinosas».

Según los vecinos de Navalquejigo, «el propio informe técnico en el que ahora se basan para desalojarnos de forma preventiva reconoce que no es exhaustivo».

Tras el desalojo de primera hora de la mañana, la Guardia Civil mantuvo acordonada la zona. Sin embargo, por la tarde fueron llegando varios jóvenes conocidos de estos vecinos, para solidarizarse y buscar una solución a su nueva situación.

Sobre las 19.30 horas terminó de prestar declaración el último de los detenidos. Dani, uno de los okupas, explicó que las preguntas del juez se centraron básicamente en saber desde cuándo residían allí y en el estado de las viviendas cuando las empezaron a habitar, incidiendo en si se encontraban cerradas. También se interesó el juez por saber si él o los propietarios les habían manifestado en alguna ocasión su disconformidad al respecto de su presencia. En este sentido, los jóvenes okupas recuerdan que en el año 1999 «el propietario incluso salió en un reportaje de televisión asegurando que no le molestaba nuestra presencia».

La abogada de los okupas les había informado que el desalojo sólo se refería a los inmuebles y no contemplaba sacarles de las casas. Por ello, anoche regresaron a la aldea y acamparon en tiendas de campaña y en un autobús habilitado. Lo que sí tienen claro, de momento, es su intención de presentar denuncia por lo que consideran detenciones ilegales.

Mientras que algunos de ellos ven en esta operación una clara intención de la propiedad de especular con los terrenos, otros preferían centrarse en el futuro inmediato de dos parejas que cuentan con dos niños menores de dos años. Uno de estos niños, incluso, podría considerarse el primer oriundo natural de Navalquejigo desde finales del siglo XIX, en que se calcula que nacieron los últimos habitantes de este poblado.

Alguno de los detenidos lleva 10 años habitando estas construcciones abandonadas, que ellos mismos han ido rehabilitando con sus propios medios. Hasta ahora, dice Mena, el único de los habitantes que no fue detenido, «nunca habíamos recibido queja alguna de los propietarios. Tal vez porque hasta ahora no tenían ningún interés en estas tierras». Respecto a los posibles intereses urbanísticos, como intuyen los afectados, ya surgieron rumores en el año 2005.

La Comunidad de Madrid asegura que este enclave no es zona BIC (Bien de Interés Cultural). Sin embargo, la propia Comunidad de Madrid incluyó el año pasado Navalquejigo dentro del ámbito de protección del Cercado de Felipe II. En el decreto de 15 de junio 52/2006 se declara BIC, en la categoría de Territorio Histórico, el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, constituido por el ámbito delimitado por la cerca histórica de Felipe II. Y entre los parajes incluidos en su interior se cita Navalquejigo, junto a otros lugares ya amenazados por desarrollos urbanísticos, como Monesterio.

Desde 1997, en que Navalquejigo fue repoblado por los nuevos okupas, el viejo poblado medieval ha contado con una variada actividad cultural. Se han celebrado en verano encuentros de músicos alternativos, que han concentrado a docenas de jóvenes no okupas, pero simpatizantes con su forma de vida. Los vecinos de la urbanización Los Arroyos y de la estación de Cercanías de Las Zorreras decían que estos chicos nunca han causado molestias. «Es más, desde que se instalaron llega mucha gente preguntando por Navalquejigo, una zona que hacía tiempo que sólo interesaba a algún que otro historiador».

Los 'okupas' de Navajalquejigo llegaron al poblado en 1997. Llevan mucho tiempo invirtiendo horas y dinero en rehabilitar las casas. Aunque han ido ocupando las que mejor aspecto y estructura presentaban, el paso de los años ha dejado huellas en todas ellas, que han venido solucionando para evitar goteras por el tejado, cerramientos de puertas y ventanas, etc. Los gastos de estas mejoras y de su propia manutención se sufragan con los sueldos que obtienen con diferentes empleos. Entre estos vecinos los hay que trabajan como músicos, payasos y jardineros en fincas privadas.

Navalquejigo aparece como poblamiento reconocido en el Siglo XVI, aunque es muy posible que ya antes residieran en este paraje los primeros pobladores. La bondad de un clima protegido de los vientos del norte por la Sierra, la abundancia de agua, leña y, sobretodo, caza, hizo de este enclave un lugar privilegiado. Sin embargo, su distanciamiento de las grandes vías de comunicación, impidió que su importancia como enclave aumentara a la par que otros núcleos próximos, como Galapagar o El Escorial. La iglesia de Navalquejigo, que aún hoy conserva en pie su torre y la mayor parte del perímetro de su fortaleza, recibe la fundación canónica en 1563, en época de Pío IV. Desde entonces, este poblado creció en número de habitantes hasta llegar a un momento de esplendor cercano al centenar.