Aquella madrugada se cometió uno de los crímenes más salvajes de 2004. Las calles de la ciudad estaban desiertas, hacía frío y llovía bastante. Las emisoras de Policía habían estado calladas durante horas, como si todos durmieran. Pero alguien estaba despierto, al borde de la locura. Se metió pasadas las tres de la mañana en una casa baja, algo destartalada, y asesinó a una familia entera. Hoy se juzga a cinco personas por el triple crimen del barrio de Villaamil, ocurrido el 5 de noviembre de 2004.
Los tres fallecidos, todos gitanos, eran menores de edad. El padre, Amalio Molina Vargas, tenía 17 años. La madre, Ada, tenía 16. Después estaba el bebé, Nerea, de nueve meses. A todos los apuñalaron a sangre fría en varias ocasiones. Familiares de los fallecidos los descubrieron en la casa poco después y avisaron a la Policía. A las cuatro de la mañana, había 50 agentes, muy alterados y armados hasta los dientes. En la estrecha acera de la calle de Sánchez Preciado, del distrito de Moncloa, se apiñaban policías y 50 familiares de las víctimas. El nerviosismo policial se debía a la familia, que clamaba desgarrada por su dolor.
Gritaban los nombres de los fallecidos y lloraban todos juntos. El salvajismo del asesinato no tenía perdón posible. Tampoco había un motivo claro. Se hablaba de peleas antiguas entre el padre y otras familias, de tráfico de drogas, de problemas en el barrio... Pero al fin y al cabo eran tres niños los que murieron atrozmente acuchillados en su casa baja de Moncloa. Una escena imposible de olvidar.
Amalio tenía dos puñaladas en la espalda y una en el esternón. Estaba tendido en el jardín. Fue el primero al que atacaron. Ada, su mujer, sufría cuatro cuchilladas en la espalda y otra en el muslo. Su hija Nerea, de tan sólo nueve meses, tenía dos heridas profundas en el pecho. El bebé yacía tendido en un sofá de la casa.
Pocos días más tarde, en un gesto de unión y cariño, más de 300 personas acudieron al entierro de los Molina, en el cementerio de Carabanchel. Entre todos pagaron un panteón donde hoy descansan los tres niños. Mucho tiempo después, algún día de pasada por el camposanto, hemos visto que siempre hay flores.
Hoy se sientan en el banquillo de la Audiencia Provincial cinco personas por el triple crimen de Villaamil. Los familiares siempre dijeron que habían sido unos payos, que los gitanos no matarían nunca a unos niños. La Policía detuvo a cinco payos pocos días después.
David Rodríguez Vega, conocido en el barrio como el Paleta, fue detenido como presunto autor material de los hechos. El segundo acusado, Emilio José Varela García, fue arrestado como cómplice y también presunto autor material. Dos hermanas, Yolanda y Verónica Carlero Huertas, junto a Daniel Tunde Ajayi, se enfrentan al jurado popular como presuntos instigadores del crimen.
La Fiscalía considera a los dos primeros acusados responsables de los tres asesinatos y pide 17 años de cárcel por cada uno, es decir, sendas condenas de 51 años. La acusación particular solicita 90 años de prisión para cada uno de los cinco acusados.
Además, el fiscal considera que las dos mujeres y Daniel Tunde son responsables del primer asesinato (no así de los otros dos), es decir, el de Amalio, y para ellos solicita sendas penas de 17 de años.
La duración prevista del juicio es de unas dos semanas y la Audiencia lo considera como un juicio de riesgo, por lo que es probable que hoy haya un importante despliegue policial. A las 10.00 horas se constituirá el jurado popular y después comenzará la vista, que no es audiencia pública.
LOS CINCO ACUSADOS
David Rodríguez, 'el Paleta'. Fue el primer detenido, presunto autor material. La investigación dice que estuvo bebiendo y consumiendo cocaína en un bar cercano, donde le azuzaron y dieron alcohol para que cometiera los asesinatos.
Emilio Varela. Considerado como instigador del triple asesinato, pero además como coautor. Se hallaron huellas de dos cuchillos diferentes, y se cree que él utilizó uno.
Yolanda y Verónica Carlero y Daniel Tunde. Propietarios del bar de Villaamil donde aquella noche del 5 de noviembre de 2004 estuvieron bebiendo el Paleta y Emilio. La Fiscalía considera que estos tres instigaron a los otros para que mataran a Amalio, el padre, lo que desembocó en las muertes de la madre y el bebé.
Dos armas y ADN en todas partes
En poco más de una semana, la investigación policial dio con el presunto autor material de los asesinatos, David Rodríguez, alias el Paleta, consumidor habitual de cocaína. Éste se fugó en un coche después del suceso. Siempre negó su participación en el crimen, pero la Policía halló sangre de las víctimas en sus ropas y en el coche utilizado para huir. El ADN de los fallecidos y el acusado estaba presente en todas partes. La Policía lo detuvo en una urbanización de Torrevieja, donde celebraba el cumpleaños de su hermano. El juzgado lo mandó a prisión inmediatamente, y poco después ingresó en la cárcel de Foncalent (Alicante).
Agentes del Grupo V de Homicidios arrestaron poco después a varias personas más, aunque algunas quedaron en libertad por su falta de relación con el suceso. Emilio Varela fue detenido también como presunto autor material del crimen, pues se hallaron huellas de dos cuchillos diferentes. El resto de los acusados son los presuntos instigadores.