E. M.
MADRID.-
«El sistema de sanciones automáticas anunciado ayer por el presidente del Gobierno es una bula que permite que los hooligans de la carretera sigan pecando», asegura Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados.
En su opinión un automovilista puede negarse a identificar a quien conducía el vehículo en el momento de la infracción y «aceptar que se doble la cuantía de la sanción económica, a la que se puede restar un 30% por pronto pago», alega.
Para Arnaldo, el sistema español es una mala copia del francés, ya que en España «los detectores están colocados en las vías rápidas y no, como en Francia, en los puntos más conflictivos».
Estos mismos argumentos son esgrimidos desde el Real Automóvil Club de España (Race), cuyos responsables recuerdan, además, que en Francia tuvieron mayor efecto en la reducción del número de víctimas mortales las campañas contra el consumo alcohol, que la instalación de radares.
Desde el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) se denuncia que las medidas tienen un claro interés recaudatorio. Además, los tres clubes de automovilistas señalan que los sistemas automáticos no pueden sustituir la presencia policial en la carretera, ni pueden reemplazar a las campañas de educación ciudadana.
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