JACOBO GARCIA. Especial para EL MUNDO
MÉXICO DF.-
Pandilleros, policías, narcotraficantes o simples sicarios a sueldo. El despiste en el que navegan las autoridades mantiene empantanada la investigación por esclarecer el asesinato de tres diputados salvadoreños en una carretera de Guatemala, desde que el domingo fueron brutalmente ejecutados en el interior de su celda los cuatro agentes detenidos por su relación con el crimen.
El Salvador ha pedido tomar el mando de las investigaciones que conduce Guatemala, y el tono mesurado mantenido hasta ahora entre los dos países implicados saltó por los aires ante la suma de despropósitos encadenados. El presidente salvadoreño, Antonio Saca, y miembro del partido ARENA, al que pertenecían los tres diputados conservadores que aparecieron calcinados en una carretera, reprochó al país vecino. «¿Cómo es posible que un grupo pueda pasar por ocho controles para asesinar a los policías que dieron muerte a los diputados? (...) Exijo que se aclaren los hechos» reclamó Saca.
Además de palabras e intenciones, el mandatario salvadoreño, pidió a su homólogo guatemalteco, Oscar Berger que ponga voluntad y empeño en resolver un caso que ha conmocionado a ambos países y amenaza las relaciones bilaterales. «Necesitamos y queremos explicaciones y respuestas sobre el asesinato de estos cuatro policías implicados en el homicidio de nuestros compatriotas», reclamó también el ministro de Seguridad Pública de El Salvador, René Figueroa.
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