¿Qué se puede hacer para acabar con esta condición y conseguir que esta infraestructura se sitúe en el mapa de Europa? Este debate llegó ayer al Parlament y cada grupo político propuso una posible solución, aunque ninguna de ellas muy concreta, pues, en definitiva, es el Gobierno estatal quien tiene la última palabra, ya que Aena, dependiente del Ministerio de Fomento, es el titular del aeropuerto barcelonés.

CiU defendió la necesidad de consensuar un modelo de gestión aeroportuario entre los políticos y la sociedad civil. La idea de los nacionalistas consiste en debatir el asunto en Comisión parlamentaria para cerrar un acuerdo y llevarlo todos a una al Congreso de los diputados de tal manera que Madrid no pueda rechazarlo.

Los convergentes están diseñando un posible modelo de gestión, que todavía no han hecho público. Sin embargo, su prioridad es que Barcelona albergue compañías que vuelen a otros continentes y que la Generalitat controle el aeropuerto, de tal manera que pueda tomar decisiones sobre su organización y buscarse la vida para comercializarlo y atraer a las grandes compañías áereas internacionales.

En realidad, ésta es, con sus más y sus menos, una idea generalizada.Las grandes organizaciones empresariales como la Cámara de Comercio, Fomento del Trabajo o el Círculo de Economía llevan años pidiendo que El Prat se convierta en el hub -un centro de conexión de vuelos internacionales- por excelencia del sur de Europa. Algunas de estas organizaciones, junto con el RACC, han organizado un encuentro para el próximo 22 de marzo para reiterar de nuevo esta exigencia. Los empresarios piensan que la carencia de un gran centro aeroportuario frena el crecimiento económico de Cataluña.

Para los usuarios es un asunto de comodidad. O, mejor dicho, de incomodidad. Los catalanes que viajan a América, Asia, Africa u Oceanía se ven obligados a hacer escala en otros aeropuertos como Madrid, Frankfurt, París, Londres, Roma o Amsterdam, lo que alarga el viaje y, en ocasiones, lo hace pesado hasta el hastío.

Los partidos catalanes creen que esta situación se produce por una falta de voluntad política del Gobierno estatal. Consideran que Aena ha apostado por potenciar el madrileño aeropuerto de Barajas con la multimillonaria construcción de la Terminal 4 y se ha olvidado de El Prat, que no es más que un centro de enlace para los pasajeros que van a sobrevolar los mares despegando desde Madrid.

Iberia se niega a volar desde Barcelona a otros continentes.Se escuda en que la capital catalana no genera suficiente pasaje y argumenta que establecer vuelos intercontinentales en El Prat no resulta rentable. Sin embargo, otras compañías extranjeras no descartan la posibilidad de instalarse en el aeropuerto barcelonés para inaugurar nuevas rutas sobre todo con rumbo hacia Asia.

También el PP presentó ayer su propuesta respecto a este asunto y solicitó la celebración de un pleno parlamentario extraordinario dedicado a debatir en exclusiva sobre ésta y otras infraestructuras en crisis, como la red de cercanías de Renfe. La propuesta del PP fue rechazada por CiU y por el PSC.

Los socialistas están convencidos de que la solución no está en el Parlament, sino en la negociación cara a cara con Madrid.Con esa idea se reunirán hoy el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el de la Generalitat, José Montilla, en el mismísimo aeropuerto de El Prat.

Montilla se mostró ayer durante la sesión de control convencido de que habrá algún avance y, en cualquier caso, reiteró su promesa de que el aeropuerto de Barcelona se convertirá en un hub de referencia en el sur de Europa gracias al nuevo Estatut y a la voluntad de Zapatero.