NANDO GARCIA
BARCELONA.-
El amo y su hermano lo metieron en el coche. Él no sabía a dónde iban. Ellos preferían no hablarle. Remordimientos previos al delito. Nada de caricias, nada de mimos. Y él seguía sin comprender. Se le escapó un ladrido que sonó a grito porque no entendía. Detuvieron el coche, un Renault Laguna junto a un polígono industrial. Era de noche. La noche del lunes. Todo estaba oscuro y nunca le habían sacado a pasear tan lejos de casa. Pronto sabrá que esta vez no dispone de tiempo para hacer sus necesidades.Su tiempo se va a acabar. Su olfato de pastor alemán no le engaña y algo huele mal.
Le abren la puerta trasera del coche para que baje. Siempre ha sido fiel. Hasta el último día. Hasta el último ladrido. Su amo se aparta. Y es el hermano el que lo lleva detrás de una columna.No reconoce los olores, no sabe que está en un polígono industrial a las afueras de Montmeló. De repente nota algo extraño. Un movimiento brusco y un destello. Es algo metálico. Lo siguiente es un estallido.Lo oye y nota cómo impacta en su cuerpo. Duele un instante.
Hay una segunda detonación, que ya no escuchará. Él no, pero los dos agentes de una patrulla de la Policía Local que pasaban cerca del polígono sí lo oyen y se dirigen hacia allí.
Ven un coche. Es un Renault Laguna. En su interior hay dos hombres.El copiloto lleva una escopeta entre sus piernas. Aún está humeante.¿Qué ha pasado aquí? Preguntan los policías. Los hermanos no mienten, inconscientes de que su acto no sólo ha sido inhumano sino que está reflejado en la Ley.
«Lo hemos matado porque mi hermano se ha separado y no puede mantenerlo». Esta es la cruda explicación que dio Porfirio a los agentes que recogieronel cuerpo del pastor alemán, según explicó ayer a este diario el subinspector de la Policía Local de Montmeló, José Antonio García.
Los dos hermanos, Profirio G. M. y José Miguel G. M., de 35 y 36 años, fueron conducidos a comisaría acusados de tenencia ilícita de armas y de un delito del 337 del Código Penal, que castiga con penas de hasta un año de cárcel a los que maltraten «con ensañamiento e injusticadamente» a animales domésticos, causándoles la muerte o provocándoles heridas graves. Los arrestados fueron trasladados a la comisaría de los Mossos y luego fueron puestos a disposición judicial. Están en libertad, pero pendientes de juicio. Nadie les reclamará indemnización.
|