L. F.
BARCELONA.-
En el delirante mundo de Arto Paasilinna, los caballos leen y Dostoievski es un escritor divertido. «Sus novias, en cambio, escribían libros muy macabros», dice. Delicioso suicidio en grupo (Anagrama) es la tercera de sus novelas que llega a España y lo hace 17 años después de que fuera publicada en Helsinki, en un momento en el que los suicidios en su país se han estancado en el millar. «Cuando publiqué la novela, el promedio era de 1.500, y un año después, era de 1.000. Desde entonces, ni ha subido ni ha bajado», explica Arto, siempre al borde del delirio metafísico.
«Hasta el embajador de Budapest me dijo que los suicidios descendieron cuando se publicó la novela en Hungría», dice. También dice que si pudiera ser torero, perdonaría a todos los toros y que los caballos se suicidarían pero no tienen pistola «y tampoco saben cómo colgarse». El escritor tiene aspecto de vikingo de mofletes sonrojados. En su último libro, dos tipos que, como él, son algo aficionados a la bebida, se encuentran en el momento justo en que trataban de quitarse la vida y acaban haciéndose buenos amigos.
Lo primero que hacen Onni Rellonen y el coronel Kemppainen, los dos suicidas frustrados, es poner un anuncio en el periódico para encontrar desesperadas almas gemelas. Cuando las tienen, montan una comida-coloquio para debatir sobre la suicidiología.Una treintena de ellos se niega a volver a casa y hablan de organizar un suicidio colectivo. Uno de ellos tiene un autocar, al que llamarán La Flecha de la Muerte, y sugiere ir en busca de un suicidio colectivo digno. El viaje resulta ser absolutamente delirante, pero también triste y tierno y a la vez macabro, absurdo y esperanzador.
«Un escritor escribe para devolver la esperanza a sus lectores», dice Arto, toda una celebridad en su país: cada uno de sus libros vende más de 100.000 ejemplares.
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