La mansión de Al Gore en Nashville consume 20 veces más energía que la de un hogar medio norteamericano, según datos facilitados por un grupo conservador, the Tennessee Center for Policy, que ha decidido delatar la «huella ecológica» del ex vicepresidente.
«Cuando no pueden matar el mensaje, matan al mensajero», respondió la portavoz de Al Gore, Kalee Kreider, que no rebatió los datos, aunque afirmó que la mansión de Gore (20 habitaciones, ocho cuartos de baño, piscina cubierta) obtiene su energía principalmente de fuentes renovables, gracias al programa local Green Power Shift.
La campaña de la otra verdad «incómoda» -la de la vida poco ecológica de Al Gore- llevaba rumiándose varios meses en internet, hostigada por blogs conservadores como The Drudge Report, que realza en grandes titulares cualquier información que cuestiona el cambio climático.
Los medios progresistas han seguido de lejos la polémica y han preferido no entrar en la controversia por temor a desvirtuar el mensaje. El Oscar al mejor documental para Una verdad incómoda ha puesto, sin embargo, a Gore en el disparadero y ha desatado un aluvión de acusaciones de «hipocresía ecológica».
Los datos obtenidos por el Tennessee Center for Policy Research parecen irrebatibles: la mansión de Gore en el lujoso barrio de Belle Meade de Nahsville (tiene otras dos más) devoró un total de 221.000 kilovatios/hora en el año 2006, más de 20 veces por encima de la media por hogar norteramericana de 10.656 kilowatios/hora. La agencia Associated Press, que tuvo también acceso directo a las facturas de la luz, rebajó ayer la diferencia y concluyó que los Gore han consumido 191.000 kilovatios/hora, frente a los 15.600 de media en Nashville.
«Si fuera otra persona la que paga al año 30.000 dólares en consumo energético, no me importaría», declaró el director del Tennessee Center for Policy Research, Drew Johson, con claras vinculaciones con el Partido Republicano. «Pero estamos hablando de Al Gore, y está claro que él no está siguiendo sus propias reglas».
Al Gore no ha vuelto a hablar desde su noche triunfal de los Oscar. El ex vicepresidente, que está ultimando un nuevo libro sobre el cambio climático, cedió su defensa a la portavoz Kalee Kreider, desbordada en los dos últimos días por una campaña de hostigamiento que se veía venir desde hacía tiempo. «Lo que estamos viendo es el último y desesperado intento de los escépticos del calentamiento global», declaró Kreider. «Han perdido por completo el debate y ahora están atacando a su oponente más efectivo».
«La cuestión de fondo es que cada familia tiene una diferente huella ecológica a la hora de calibrar las emisiones de dióxido de carbono», añadió la portavoz. «Lo que Gore ha pedido es precisamente que cada familia calcule su huella y vea la manera de reducir su impacto».
Según Kreider, aparte de abonarse a las fuentes renovables (energía solar, eólica y metano), los Gore han cambiado a bombillas fluorescentes de bajo consumo. El propio Gore ha indicado que ahora conduce un coche híbrido y que probablemente instalará placas solares en su casa.