ANA Mª NIMO
MADRID.-
Todo empezó en mayo del año pasado cuando Carlota Alvarez Basso, directora de proyectos de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y amiga personal de la familia Miró, comentó a Alcaén Sánchez, hijo de Alberto Sánchez, haber visto una reproducción en miniatura de El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella.
Según explicaban sus dueños, el escultor se la regaló a Joan Miró en la inauguración del Pabellón de le República española en la exposición Universal de París celebrada en 1937 (este sería su último encuentro puesto que Alberto emigraría semanas más tardes a la Unión Soviética), donde la escultura original era expuesta junto a las obras de sus compatriotas Picasso, Julio González, Josep Renau y Alexander Calder.
Alcaén se resistió a creer que esto fuera cierto pues las obras de su padre habían sido destruidas por el fuego franquista.
En diciembre la obra fue trasladada al Museo Reina Sofía para ser estudiada por un grupo de expertos -del que formaban parte miembros de la familia Miró y el propio hijo del escultor- con el fin de certificar su autenticidad. Finalmente confirmaron que lo que tenían ante sus ojos era «una reproducción de una de las esculturas españolas más importantes del siglo XX», en palabras del historiador Jaime Brihuega.
Y es que Alberto Sánchez fue, junto a Benjamín Palencia, el creador de la Escuela de Vallecas, movimiento artístico que puso a nuestro país en sintonía con las vanguardias internacionales. Por esta razón el Reina Sofía le rindió un homenaje, hace seis años, con una exposición antológica y erigió una reproducción de su famosa obra frente a su sede, donde hoy permanece.
La maqueta ha sido integrada en la exposición Las Misiones Pedagógicas, 1931-1936, organizada por la SECC y que permanecerá en el Centro Cultural de Conde Duque de Madrid hasta el próximo 11 de marzo.
|