Llamazares, que sólo iba a preguntar si Zapatero se iba a replantear la presencia de tropas españolas en Afganistán, decidió no trasladar esta pregunta al ministro de Defensa, José Antonio Alonso, y que se visualizara su enfado abandonando el Hemiciclo cuando el líder del PP, Mariano Rajoy, sí interpelaba al presidente del Ejecutivo por este asunto.

El dirigente de IU manifestó a este diario que la actitud de Zapatero supone «un punto de inflexión» en la relación entre ambas fuerzas políticas, y aseguró que ya no se sienten «socios preferentes» del Ejecutivo.

Como primera medida de protesta, IU ha decidido apoyar la comparecencia de Zapatero para que explique la presencia española en Afganistán, propuesta que, incluso, podría salir aprobada si ERC da su visto bueno, lo que a día de hoy se está estudiando en el Grupo catalán de cara al próximo martes.

No obstante, en el Pleno sí se habló de Afganistán. Fue ante la pregunta de Rajoy a Zapatero, pero lejos de los términos en los que quería plantearla Llamazares.

Rajoy exigió a Zapatero, básicamente, que cumpliera con su obligación de garantizar la seguridad de los españoles en Afganistán y que admitiera que las tropas españolas están en una situación de guerra.

Zapatero, en su primera respuesta, se perdió en datos sobre medios técnicos y operativos para afirmar que desde el Ministerio de Defensa se están poniendo todos los medios posibles para que los soldados españoles tengan la máxima seguridad.

En la réplica, Rajoy ahondó en dos mensajes: Afganistán está en guerra y, sobre todo, en la necesidad de aumentar el contingente de soldados para garantizar la seguridad de los mismos.

Sobre el primer punto, el líder del PP citó al secretario general de la OTAN, al presidente de la Comisión Militar de este organismo y al propio ministro de Defensa para asegurar que todos opinan que «Afganistán es un frente de batalla» con «operaciones de combate».

Pero, además, Rajoy dio a entender que la seguridad de los soldados se garantiza con más soldados, y citó palabras del jefe del Ejército español en una reunión del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden), celebrada el pasado 13 de febrero, que suscribía estas tesis.

Y se preguntó: «¿Por qué todo el mundo dice una cosa y usted dice la contraria, y asegura que no son necesarias más tropas para garantizar la seguridad? Y le recuerdo que usted está en Afganistán porque usted ha querido, desde luego con mi apoyo».

Finalmente, el líder del PP recordó el intento de atentado de ayer contra el vicepresidente de Estados Unidos, que costó la vida a 20 personas, y pidió al presidente del Gobierno más responsabilidad: «Ya no puede actuar como si estuviera en la oposición. Debe actuar como presidente del Gobierno y hacer caso a las personas que le dicen cosas sensatas o, si no, desmentir a todas las personas, incluso a su ministro, a todas las que me he referido en esta Cámara».

Zapatero no se inmutó. Para empezar, replicó que la primera vez que salieron tropas españolas para Afganistán fue en la etapa en la que Federico Trillo era ministro de Defensa. «Y el señor Trillo dijo que iban a una misión de paz; consta en las actas de este Parlamento».

Y en cuanto al incremento de tropas -al que se ha negado el Gobierno-, Zapatero no dijo nada en concreto: «Será nuestro mando de operaciones quien decida, para que esta misión de lucha contra el terrorismo, esta misión de paz y de estabilidad, se cumpla tan dignamente como saben los soldados españoles», afirmó.

Llamazares ya estaba en el escritorio del Congreso, con gesto serio, mirando la intervención por televisión. Ése no era su debate, ni su pregunta.