Dicen que es el motor que mueve el mundo. En pequeñas dosis genera necesidad y deseo y, sin embargo, algunos dicen que su ingesta masiva puede provocar la locura e incluso la muerte. Las autoridades sanitarias recomiendan vivir la dosis justa y mantenerla para que el corazón no sufra ni por exceso, ni por defecto.
No hablamos de dinero, sino del amor, moda perenne de la emoción que ha llenado pergaminos, libros y pantallas. Mezclado con una dosis de humor siempre da buen resultado en taquilla. Lo saben los autores (en este caso son seis) del texto teatral Amor y otros pecados que estará, en principio, unas seis semanas en la cartelera del Amaya.
La comedia de Javier Veiga está protagonizada por una sola pareja: la formada por el mismo actor y Ana Rayo, y se divide en dos partes: la primera, en la que los actores interpretan a una pareja moderna; y la segunda, en la que Rayo y Veiga se ponen en la piel de diferentes relaciones que se han quedado colgadas en la Historia, como Sansón y Dalila, Cleopatra y Julio César, etcétera, y que se van intercalando con la primeras.
A cada una de las parejas le ha sido asignado un pecado capital, como la avaricia a Sansón y a Dalila, la soberbia a Jesús y a Magdalena o la lujuria a Franco y a Carmen Polo.
«Hoy en día se rompen muchas parejas, ésta es una forma de desdramatizar el hecho y quitarle ese velo de fracaso que provoca la ruptura», admitía Veiga.
Para los autores y actores de la representación, «todos los pecados son placeres con mala reputación».
De todas las parejas únicamente uno de los pecados, sólo uno, ha resultado negativo: «La única lujuria que puede resultar negativa es aquélla reprimida, que se practica en la oscuridad». Así se imagina Juan Cavestany que debía ser la pasión de Franco y Carmen Polo, y así se representa en escena, aunque también deja un hueco en su guión para que aparezca la Pasionaria.
Yolanda G. Serrano (Goya al guión de la película ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?), por el contrario, ha escogido la figura de Jesús y de Magdalena para retratar el pecado de la soberbia y darle un toque femenino al elenco de autores. «Me gusta este pecado, quizá porque yo también lo soy y creo que nada puede haber más soberbio que proclamarse hijo de Dios». A pesar de la polémica que podría despertar, el director añadió que el tema estaba tratado con «absoluto respeto».
A la lista de autores hay que añadir al cubano Alexis Valdés, Antonio Muñoz de Mesas y Javier Cansado (miembro del dúo Faemino y Cansado). En escena solamente aparecen los dos actores y un músico, Daniel Cívico, que toca el piano e incluso el acordeón y «se va metiendo poco a poco en el espectáculo hasta formar parte de la función. Resulta muy cómico» y acompañará a los actores en sus cánticos, que también los hay.
Las seis parejas propuestas interpretarán seis de los siete pecados capitales... «¿Y la gula? Todo el mundo sabe que la gula no es pecado».
Amor y otros pecados
. En el Teatro Amaya (General Martínez Campos, 9).