MAITE RICART
La música perduda
Autor: Pep Albanell. Editorial: Alfaguara. Páginas: 102. Precio: 7,20 euros.
En la obra prolífica de Albanell hay una serie de temas recurrentes que reúne en La música perduda: la figura del sobreviviente, del náufrago -por la que siente especial fascinación desde que leyó Robinson Crusoe-, el circo -como microcosmos representaciín de las miserias humanas- y la guerra -el autor es un declarado antibelicista-. Se trata de una de las novelas más tristes y hermosas que ha escrito sobre los devastadores efectos de las guerras en las vidas de los que las sufren. Una obra en la que todos los personajes son náufragos en un conflicto bélico que Albanell no ha situado ni en el tiempo ni sobre un mapa, aunque podría ser la guerra de los Balcanes.
La música perduda comienza con una detonación: Yrelew Toveck es un compositor que regresa a su país para inaugurar un auditorio; está a punto de entrar en la casa familiar para reencontrarse con su hermano y su sobrina y una melodía se perfila en su mente, una tonadilla que podría ser de una canción de cuna oída en su infancia. Pero una bomba estalla y la música se escapa por las heridas de Yrelew.
A continuación, se inicia otro relato: el periplo de un circo ambulante, el Magical, que apenas es una sombra de lo que fue y que entra, sin quererlo, en zona de conflicto. Lidera la triste trouppe un domador que sólo cuenta con un león viejo al que decide dejar morir de hambre y sed a falta de valor para sacrificarlo.El circo, que alguien ha rebautizado como Miserias, malvive rapiñando comida, sin posibilidad de actuar y de recoger así algún dinero.Hasta ellos llegará otra sobreviviente, la «niña de la guerra», que se refugiará en la jaula del decrépito león; el animal la aceptará y le dará calor. El domador ni siquiera descubrirá la inusual situación hasta que la gente comience a acercarse a la jaula y a lanzar algún trozo de pan duro a la extraña pareja.Al final, la niña abandonará la jaula atraída por unas notas torpes de piano que despiertan en ella recuerdos lejanos. Entonces, las dos historias convergen.
Una novela perfumada por la tristeza de una vidas rotas por la guerra que, finalmente, aunque apedazadas, saldrán adelante.Con maestría y un lenguaje preciso, rico, impregnado de un cierto lirismo y con algún toque irónico, Albanell ilustra el horror de cualquier guerra mostrando cómo puede cambiar a las personas, insensibilizándolas ante el dolor, y cómo puede borrar sus recuerdos y truncar sus sueños. Sin embargo, y puesto que la obra es para lectores a partir de 12 años, el autor no ha renunciado a la magia a través de la alianza entre la niña y el león.
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