Viernes, 2 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6284.
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'Supersoul'
LETICIA BLANCO

Carlo Hart es del tipo neurótico encantador. Se obsesiona lo mismo que puede hacerlo Larry David con los jerseys de cashmere o los calvos. Y, como el protagonista de Curb your enthusiasm, practica el mismo tipo de realismo, mitad falso documental, mitad cinema verité bressoniano, al estilo de joyas como The Office o The Spinal Tap. Al menos eso es lo que intentó en El Plaer de Viure, una miniserie de varios capítulos emitida en BTV en la que se sumergió en otra de sus obsesiones latentes: el psicoanálisis.En la serie, varios personajes van desfilando por el diván reflejando sus miserias cotidianas.

No es de extrañar, teniendo en cuenta la curiosa relación que mantuvo el propio Hart con su psicoanalista, el exiliado cubano Juan Antonio Portuondo durante cinco años. Tras leerse casi todos sus manuales, Carlo quiso asistir a su consulta. Y la relación prosperó tanto que Portuondo acabó intercambiando roles, hablando en el sofá, y protagonizando otro documental rodado por Carlo.Otra de las series que lleva su firma es Extres, donde se zambulle en el mundo de los figurantes (con sus pactos de silencio, su bizarro asociacionismo y su peculiar relación con la fama y el glamour del cine).

Pero Carlo es conocido, sobre todo, por sus viñetas de cómics, llenas a partes iguales de mala leche que de pasión por la música, especialmente la negra. En sus tiras rinde honores a Sam Cooke, a Curtis y a Marvin con la misma intensidad que Supersoul, el locutor negro de Vanishing Point. Y carga sin cortarse contra Beck, U2 y hasta Elvis: todo lo que suene a negro y sea blanco merece la extinción. Curtido en El Víbora y en la multitud de fanzines que explosionaron a mediados de los 90 como La Braseria, Annabel Lee o Vade-retro, Hart ha desarrollado un peculiar estilo a medio camino entre lo absurdo, lo punk y lo confesional. «El cómic es el cine de los pobres. La única limitación es la tuya», afirma.

Él llego casi por casualidad. Estudiaba en una escuela de arte («era una especie de reformatorio de puertas abiertas de donde saqué bastante material», bromea) y tropezó en una tienda a lo Clerks con alguien del mundillo que vio su material y le animó a tomáserlo un poco más en serio. Superfly, de Non Stop Comics, es quizá una de las mejores maneras de acercarse a su obra. Él dice que se considera más escritor que dibujante y, de hecho, su trazo es normalmente algo bruto y desaliñado, más Robert Crumb que Daniel Clowes, más Makinavaja que Juanjo Sáez. Pero luego intercala ilustraciones supersoul que parecen la portada del Love, de Love, y todo cuadra.

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