Los hechos se iniciaron con el atraco de una joyería situada en la Via Roma de la localidad tarraconense. Los atracadores -posiblemente dos personas de origen no español, según los definieron los testigos que presenciaron los trágicos hechos posteriores- también intentaron llevar a cabo el secuestro de los dependientes del local y los obligaron a salir a la calle. Una vez fuera, uno de los dependientes de la joyería trató de escapar del acoso de los atracadores, lo que motivó que estos lo persiguieran y se formara un caótico tumulto en plena calle.

Fueron momentos de verdadero desconcierto entre los viandantes que allí se hallaban. Casualmente, cerca del lugar de los hechos había cerca de una veintena de agentes de paisano que posiblemente se encontraban realizando un seguimiento. En ese momento de caos fue cuando se oyeron los disparos. Se produjo una enorme reyerta en la que se vio alguna arma blanca. Todo ello sucedió en la Via Augusta, cerca de donde se había producido el atraco. Un policía judicial de la Guardia Civil -que también iba ataviado con indumentaria de paisano- resultó muerto y uno de los atracadores, herido a la altura del pulmón. Según relataron fuentes de la Guardia Civil de Salou, el agente -cuya identidad no fue desvelada pero que responde al apellido de Muñoz- falleció por un disparo que fue realizado con su propia arma, posiblemente en uno de los forcejeos con los atracadores, a los que uno de los testigos no vio utilizar armas de fuego. No dio tiempo a que fuera asistido ni trasladado y murió allí mismo. Posteriormente, fue necesaria la presencia de personal especializado en ayuda psicológica para tratar de calmar a la familia del policía muerto.

El atracador herido fue trasladado a un centro sanitario de la provincia de Tarragona, según indicaron las mismas fuentes, y el pronóstico podía ser grave.