Manuel Martínez, que no lucha contra el reloj, sino contra el metro, superó las 32 primaveras, sus récords se frenaron en 2002 y, con ésta, son tres las temporadas sin superar los 21 metros, la marca que se exige para pelear por podios. En este invierno vio lejos incluso la línea de 20 y vive inmerso en un cambio de técnica. También piensan en el repliegue, que en la pista supone subir de distancia, Marta Domínguez (31 años) y Mayte Martínez (30). La palentina pasó el invierno entre el cross y el medio maratón; acumuló kilómetros pensando en saltar a los 10.000 metros en el Mundial de Osaka, en verano. No preveía competir bajo techo, pero su examen en Valencia, en el 3.000, le valió la tercera mejor marca europea. Se ha alistado a última hora en su prueba de siempre, a la espera de los nuevos tiempos. Su amiga de Valladolid crece ya: traiciona el 800 por los 1.500 metros.

Hay otros atletas en el vaivén. Alberto García (35) aguanta con dignidad y escasas opciones en el 3.000, de momento, pues ha llegado a barajar incluso el maratón como porvenir. Y nombres clásicos, como Reyes Estévez (30), desaparecen del listado. El catalán fracasó en su intento de lograr mínima en el 3.000 y el próximo verano aspira al 5.000. David Canal, fuera de forma, se cae de la internacionalidad, como Antonio Reina, de baja, y Joan Lino y Yago Lamela, que no encuentran salida a sus lesiones. Mucha incertidumbre, antes de Birmingham, donde España vivió un fin de semana espeluznante de emoción, como ninguno en su historia.

En todo un Mundial, se llevó un oro (Manuel Martínez), cuatro platas (Glory Alozie, Marta Domínguez, Lamela y Alberto García) y un bronce (Mayte Martínez). Sólo Marta Domínguez está para repetir en la prueba de hace cuatro años. El otro gran viernes-sábado-domingo se produjo en Madrid, en el Europeo indoor precedente. Doce veces subieron los chicos de rojo al podio. De los 11 medallistas (Estévez, por duplicado), sólo han viajado cinco: Mayte Martínez, Manuel Martínez, Carlota Castrejana, Ruth Beitia y Juan Carlos Higuero.

Con los dos últimos llega la esperanza de atletas con mayor recorrido vital. La cántabra (27), recién ha superado el récord nacional. Sus 2,01 metros en altura tienen una vigencia internacional -tercera del ranking-. Higuero (28), por plenitud física, y al fin mental, lidera la triple amenaza en el 1.500. Las notables ausencias y la calidad congénita de los españoles en esa distancia permiten soñar con apropiarse del podio. Sergio Gallardo (27) encabeza la lista continental y Arturo Casado (24) muestra el tercer mejor tiempo de los inscritos. La selección -36 miembros, 20 de ellos nacidos en 1980 o más tarde- tiene dos ocasiones más entre los chicos. Para Jesús España (28) se espera un puesto de podio, en unos competidísimos 3.000 metros.

Las opciones patrias se cierran con el vallista Jackson Quiñónez, ecuatoriano en su estreno bajo la bandera que juró hace poco más de un año. Ajustados al ranking europeo en pista cubierta, España aspira a seis medallas. Son las previstas por Odriozola, certero tantas veces, algo conservador en esta ocasión, cuando Concha Montaner, Naroa Agirre, los chicos del 800 y los imprevistos pueden engordar el medallero nacional en la competición más propicia al éxito de todo el calendario internacional.