A. L.
MADRID.-
La irrupción de Enel en el capital de Endesa ha enturbiado los planes de Caja Madrid. Su presidente, Miguel Blesa, tenía decidido que la mejor opción, hasta el momento, era vender al grupo alemán E.ON el 10% que la entidad mantiene en la eléctrica. A cambio de esa transacción, la caja se embolsaría 4.100 millones de euros, de los que más de la mitad se computarían como plusvalías. Blesa, que había descartado la posibilidad de salir en ayuda de Acciona para frenar a los alemanes, se decantaba así por la única oferta que había en el mercado tras la retirada de Gas Natural.
El consejo de la entidad vuelve a reunirse este lunes. Aunque no está previsto, en principio, analizar el asunto -la cita es para repasar el temario que ese día irá a la Asamblea anual-, la mayoría de sus miembros admiten que los últimos acontecimientos «han descolocado» a la cúpula de la caja. Pero también, creen que la entidad tomará una decisión definitiva tras la junta de Endesa, que tendrá lugar el 20 de marzo. Un día antes, el máximo órgano de poder de la institución crediticia vuelve a encontrarse en la cita ordinaria mensual, y en cuyo orden del día tampoco está contemplado dar una salida final a la principal participación empresarial que tiene la institución.
Tanto fuentes del PP como del PSOE coinciden en señalar que Blesa respaldó, como vocal de Endesa, la decisión de la compañía de declarar «adecuada» la OPA de E.ON, tras elevar a 38,75 euros por acción el precio de su oferta. Ese pronunciamiento hizo que la entidad tuviera que aclarar hace unas semanas a la Securities and Exchange Commission (SEC) y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que aún no sabía si aceptar o no la propuesta. «Estará en condiciones» de pronunciarse, rezaba el comunicado, una vez que pase la asamblea de la eléctrica.
Lo que Blesa sí tenía claro era la intención de votar a favor del levantamiento de los blindajes estatutarios en la compañía. Una decisión que pronosticaba el apoyo final a la empresa alemana, puesto que la modificación de los estatutos es una de las condiciones impuestas por E.ON.
Blesa quiere ahora, como en los 18 meses transcurridos de batalla energética, más paciencia que nunca. De ahí que siga lanzando mensajes a los círculos políticos que, según él, enturbian la guerra por Endesa. «No nos dedicamos a la política. Decidiremos con criterios empresariales y así nadie nos reprochará nada», apuntó recientemente. Una máxima que, indican fuentes del consejo, pretende «seguir explotando» hasta que se despeje la junta.
Las mismas fuentes, sin embargo, temen que el calendario electoral «meta más presión» a la entidad, coincidiendo con la llegada de Enel. Los socialistas madrileños son partidarios de que la caja «sea garante de la españolidad» y se decante a favor del polo liderado por Acciona. Una opción que es respondida por un consejero popular, que no duda en calificar de «intervencionismo descarado» las razones por las que Enel acaba de irrumpir en el capital de Endesa: «Acciona ha jugado a la españolidad pero se le acaba de cruzar una empresa italiana. Y entonces, ¿quién es más español?».
Al margen de la disputa política y del paragüas con el que intenta protegerse el consejo, éste considera que Enel ha permitido dirigir el foco a Acciona y otorgar a la caja «más libertad».
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