JOSÉ LUIS DE LA SERNA
Con los datos que han dado a conocer en varias ocasiones los facultativos del hospital 12 de Octubre sobre la situación del preso De Juana Chaos pocos afirmarían que su estado de salud era precisamente terminal. Lo que, en cambio, es seguro es que la huelga de hambre que mantenía desde primeros del pasado noviembre hace tiempo que es tan sólo parcial, al menos desde que ingresó en el centro hospitalario. Quizá De Juana, en la cárcel, pasó bastantes días sin apenas ingerir calorías, pero una vez que el recluso fue admitido en el 12 de Octubre ha estado intermitentemente alimentado de forma artificial.
Los médicos del hospital madrileño han procurado siempre que la situación metabólica no fuese más allá de los límites de la seguridad. En realidad, el riesgo a corto plazo de una complicación irreversible ha sido muy discreto. La sonda nasogástrica y la alimentación preparada cuidadosamente en la farmacia del centro sanitario, y que se infundía por ella con periodicidad, han bastado para mantener una situación estable en cierto modo. La analítica sanguínea del etarra que se dio a conocer hace un par de semanas no era nada inquietante. Casi todos los parámetros bioquímicos y metabólicos estaban en su sitio. Nada había, desde esa perspectiva, que permitiera sospechar desnutrición severa.
Además, aunque la masa muscular haya disminuido, su fuerza y habilidad aún es muy considerable. Salvo con correajes, pocos garantizaban el que no se arrancara la sonda de la alimentación cuando quisiera. De hecho, así lo hacía. Por otra parte, en cuanto abandone la huelga de hambre, la recuperación será sin duda buena. Los médicos que le atienden ahora procurarán administrarle la dieta más adecuada en estos casos. Poco a poco irá ganando peso y masa muscular. Con el tiempo, su imagen nada tendrá que ver con la que recientemente se publicó en el diario británico The Times.
José Luis de la Serna es subdirector de EL MUNDO y director del área de Salud.
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