Viernes, 2 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6284.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Toros
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen (Willie Brandt)
 ESPAÑA
JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones de los procesados
El resto de los implicados en la 'trama asturiana' acusa a Suárez Trashorras
Raúl González 'El Rulo' afirma que en la Mina Conchita la dinamita estaba al alcance de cualquiera Iván Granados asegura que el ex minero le preguntó si quería transportar una bolsa con explosivos
MANUEL MARRACO

MADRID.- Ayer fue un pésimo día para Trashorras. De lo declarado por media docena de acusados de la trama asturiana se desprende que organizó varios viajes a Madrid para entregar algo a El Chino, y que basta haber trabajado en Mina Conchita para saber cómo obtener cantidades elevadas de explosivos.

Publicidad
El primero en comparecer fue Raúl González, El Rulo. Su defensa pasaba por dejar claro que él no era una pieza necesaria en el robo de la dinamita. Segun explicó, en Mina Conchita los explosivos estaban al aire libre y los artilleros cogían lo que les parecía directamente de las cajas. El explosivo que les sobraba de la jornada lo volvían a dejar a la intemperie. «Coges dinamita de ahí fuera, coges dos paquetes o cuatro, según como sea el tajo de largo...». Las cajas tenían cada una cinco paquetes de cinco kilos de dinamita.

Los detonadores sí estaban en los minipolvorines, que describió como «cajas de hierro con llave». Eso sí, la llave se quedaba al alcance de cualquiera, por ejemplo, en un árbol.

En el interrogatorio a El Rulo se mostraron fotografías y un vídeo de Mina Conchita tomados por la Guardia Civil tras los atentados. Las imágenes fueron tan contundentes como las palabras del acusado. No había control de acceso -«la barrera estaba siempre levantada»- y los agentes encontraron en las galerías explosivos abandonados. Tanto Goma 2 ECO como Goma 2 EC.

Las palabras de El Rulo también habían dejado en posición comprometida al siguiente acusado: Emilio Llano, vigilante de Mina Conchita. Su tarea, dijo, consistía en organizar el trabajo, junto al «director facultativo» de la mina, que no ha sido procesado. Añadió que él se limitó a hacer lo que su predecesor en el puesto le había indicado.

Llano apenas contradijo la versión del descontrol ofrecida por El Rulo. Explicó que anotaba los kilos de explosivo que le pedían los artilleros y que se fiaba de ellos. Sí aseguró, en cambio, que la Guardia Civil revisaba la mina con regularidad y a fondo, frente a la versión de El Rulo de que nunca se había asomado por allí el Instituto Armado.

«¿Notó alguna vez que le faltaba explosivo?». «Nunca». «¿Y si hubieran desaparecido alguna vez 150 kilos de explosivo y detonadores?» «No hubiéramos podido trabajar».

Su letrada quiso saber si era posible vigilar toda la mina por todas partes todos los días. Llano soltó un «sí» que no le dejó en buen lugar.

También aclaró por qué, sorprendentemente, después del 11-M las anotaciones del explosivo pasaron de ser cifras redondas a otras mucho más precisas. Según él, porque entonces los artilleros fueron mucho más minuciosos que antes al decirle lo que gastaban.

Con Iván Granados empeoraron las cosas para Trashorras. «Me preguntó si quería transportar una bolsa con explosivos, que no me pasaría nada. Le dije que no». Aunque otros dos acusados sí hicieron transportes para Trashorras, Granados es el único que no se escuda en que creía que era hachís o CD piratas. Trashorras le respondió que le haría la misma propuesta a El Gitanillo.

Momentos antes de esa conversación, Granados había acompañado a Trashorras a una zona próxima a la mina, donde el ex minero recogió una bolsa de alguien a quien no llegó a ver. Supuestamente con la dinamita que le pedía que transportase.

En la instrucción aparece una comprometida llamada a El Chino desde el teléfono de El Rulo. La explicación, que le había dejado el teléfono a Trashorras dos o tres veces y que sabe que en alguna ocasión lo usó sin avisarle. Tampoco llamó nunca al inspector del que Trashorras era confidente, aunque sí sabía de su existencia.

Cuando llegó su turno, el acusado Sergio Alvarez Sánchez, Amocachi, reconoció ayer haber transportado a Madrid una bolsa que le dio Trashorras. Eso sí, le dijo que se trataba de CD piratas, no de explosivos.

Según explicó, el ex minero le ofreció 600 euros, y aceptó porque entonces estaba sin trabajo. El acusado explicó que la bolsa estaba cerrada con cremallera y un candado. Pesaba unos 30 kilos y dentro llevaba una caja rígida. No hubo un segundo viaje, dijo, porque pasó miedo en el primero y no le dio opción a que se lo propusieran: dejó de cogerle el móvil a Trashorras.

Amocachi apenas dedicó unos segundos al encuentro con El Chino. Acudió a la parada de taxis de la estación, como le había indicado Trashorras. De un BMW deportivo salió El Chino. «¿Tienes algo para mí?», le dijo que sí, pero que no aceptaba tomarse algo con él porque tenía el autobús de vuelta.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad