El director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, criticó ayer la labor de la Fiscalía en el juicio del 11-M. Así, aseguró que, por el principio acusatorio, «es el Ministerio Público el que tiene que demostrar que en los trenes estalló Goma 2 Eco, y no los medios que fuese Titadyne».
«Nosotros no descartamos ninguna hipótesis», añadió, «ni siquiera que, cuando concluya todo, resulte que algunos de los autores materiales sean los suicidas de Leganés y los procesados, o buena parte de ellos. O que hayan obtenido dinamita suministrada por los asturianos. Lo que desde luego descarto es que basten esos dos ingredientes para explicar el 11-M».
Afirmó que el «Ministerio Fiscal no busca la verdad, sino intentar demostrar que lo que el poder político dejó establecido como versión oficial fue lo que sucedió». En este sentido, contrapuso «la investigación unidireccional» que, en su opinión, se llevó a cabo en la fase de instrucción, con las pesquisas que sigue realizando el periódico que dirige: «Nuestro método es justamente el contrario: no descartamos nada».
Ramírez acudió a la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, junto al director de La Mañana de la Cope, Federico Jiménez Losantos, para presentar el libro de Luis del Pino 11-M. Golpe de régimen. El director de EL MUNDO destacó el acierto que, a su juicio, representa el título de la obra ya que, según dijo, «subraya el alcance indiscutible que ha tenido ese atentado en la Historia política de España».
Tras hacer un repaso de las contradicciones que las averiguaciones periodísticas han desvelado respecto a las principales pruebas que sostienen la acusación contra los procesados por el 11-M, Ramírez hizo hincapié en el que considera «el ingrediente más flagrante de que ha habido una manipulación policial de las pruebas, que se ha producido en el entorno de los Tedax y de la Policía Científica».
Se extendió ampliamente para destacar que «haya unos restos de DNT que no aparecen en 2004 lo hagan en 2007». Para el director de EL MUNDO, «es inexplicable que restos procedentes de un mismo origen aparezcan contaminados o no según el Cuerpo que los haya custodiado».
A este respecto, avanzó una hipótesis: «El objeto de esa contaminación sobrevenida puede ser hacer cuadrar el hecho inesperado de que en la dinamita de los trenes haya aparecido ese componente ajeno a la Goma 2 ECO, el DNT».
Por último, descartó que existiese una guerra mediática: «Lo que hay es incomodidad del poder y disposición de algunos medios a seguirle el juego». Y advirtió que, si la sentencia no resuelve todas las incógnitas, «dentro de la legalidad y del Estado de Derecho, EL MUNDO seguirá investigando».
Jiménez Losantos se mostró vehemente al denunciar que «toda la versión oficial es mentira». Alabó el trabajo de Fernando Múgica en EL MUNDO y el de Luis del Pino e insistió en que «averiguar la verdad y no aceptar la mentira» constituían «una obligación moral de los ciudadanos y de los medios». Así, resaltó «la opción ciudadana e intelectual que subyace» en la obra de Luis del Pino y en la labor de investigación que están llevando a cabo algunos medios.
Del Pino, que fue presentado por Ymelda Navajo, directora general de la editorial La Esfera de los Libros, expuso las tres partes en las que se divide su obra, que desembocan en un epílogo en el que realiza una elucubración virtual -«perfectamente verosímil», consideró- sobre porqué pudo fabricarse la supuesta falsa tesis de la autoría islámica del 11-M.
Asimismo, dijo estar «dispuesto a aceptar de pe a pa que el atentado fue obra de Al Qaeda, si se presentan las pruebas».