Luis del Pino
'Mulas'. Hoy han terminado las declaraciones de los miembros de la trama asturiana. Dos de las mulas utilizadas por Trashorras han declarado lo que ya consta en el sumario: que ellos no vieron ningún explosivo, porque transportaban bolsas cerradas. La tercera mula, El Gitanillo, ya fue condenado anteriormente, en un juicio específico que se siguió contra él, por ser menor en el momento de producirse la masacre. Lo cierto es que las dudas sobre qué fue lo que transportaron esos tres colaboradores de Trashorras no son de carácter menor: ¿era droga, eran explosivos o eran otros productos lo que se transportaba en esas bolsas cerradas? Al carecer de corroboración visual, Trashorras siempre puede agarrarse a que estaban transportando CD piratas. La relevancia penal es evidente, lo que motivó en su día que el juez Del Olmo ordenara a la Guardia Civil comprobar cuánto pesarían las bolsas si estuvieran llenas de Goma 2 ECO y si estuvieran llenas de hachís. El resultado de aquellas pruebas periciales apunta a que, según el peso que recuerdan los transportistas, sí pudo ser explosivo lo que llevaron en autobús. Por otro lado, hasta ahora, el juicio no ha aclarado uno de los enigmas puestos de relieve por las investigaciones: ¿por qué Emilio Suárez Trashorras acompañaba en su coche a los transportistas que viajaban en autobús? Así lo revelan los datos de las tarjetas de crédito de Trashorras: cada vez que se produjo uno de esos transportes, Trashorras se desplazó a Madrid simultáneamente en su vehículo.
Testigos. Y hoy hemos pasado a la siguiente fase: las declaraciones de los testigos. Esta tarde se ha sentado en el estrado, con el rostro protegido por una cortinilla, el primer funcionario de la UCIE. Nos ha hablado de su intervención en las investigaciones, intervención que se produjo a posteriori del descubrimiento de las pruebas fundamentales del caso. Él vio la mochila de Vallecas, por primera vez, en dependencias de los Tedax, cuando ya estaba desactivada. Participó, asimismo, en las investigaciones que condujeron hasta el locutorio de Lavapiés, a partir de esa tarjeta SIM que estaba dentro de la mochila. Nos ha dicho también que nada hacía pensar en la existencia de suicidas en los trenes. ¿De dónde salió entonces el bulo que dirigentes del Partido Socialista hicieron correr aquella tarde-noche? A este funcionario le seguirán otros de la misma unidad, la especializada en terrorismo islámico. Ahora sí que ha comenzado el juicio. La semana que viene hablaremos, por fin, del 11-M. Y de los hechos. Comienza, porque habrá que rememorar hechos muy dolorosos, la fase más dura para las víctimas. Y para todos.
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