La sospecha. He aquí el titular gigantesco y hollywoodiense que se encontraron ayer los lectores del diario Libération. Aludía a las dudas que levanta el patrimonio personal de Nicolas Sarkozy, sobre todo porque el ministro del Interior nunca había pagado hasta 2006 el impuesto de solidaridad (ISF) que se aplica a las fortunas de cierta consideración.
El candidato del partido gubernamental (UMP) al Elíseo se considera la víctima de un linchamiento mediático, aunque Libération le acusa implícitamente de haber maquillado a la baja su propio patrimonio personal como un método que le preservaba de ulteriores presiones fiscales. La prueba consistiría en la evidencia de haber liquidado el ISF por un total de 1.988 euros en el ejercicio 2006.
La cantidad guarda relación con los bienes patrimoniales declarados por el candidato presidencial -1,3 millones de euros en total-, aunque el hecho de no haber pagado el impuesto de solidaridad en 2005 -ni tampoco antes- querría decir aritméticamente que la fortuna del ministro del Interior estaba por debajo de los 750.000 euros.
La cuestión consiste en saber cómo se ha duplicado el valor de sus bienes y de sus cuentas en un solo año. A falta de argumentos convincentes, los fiscalistas llamados a pronunciarse piensan que las declaraciones anteriores de Sarkozy han ocultado la verdadera dimensión de su patrimonio.
La maniobra de desgaste se produce en una semana particularmente delicada para el líder del UMP. Es verdad que los sondeos continúan colocándole como gran favorito para las elecciones, pero Sarkozy ha tenido que bregar contra las informaciones que ha puesto en circulación Le Canard Enchainé. Según este semanario satírico, Sarko se habría beneficiado de un descuento anómalo de 300.000 euros cuando adquirió una casa en Neully-sur-Seine, a las afueras de París. La operación se remonta al año 1997, pero se ha aireado 10 años después por razones de evidente oportunismo y porque Sarkozy era alcalde de Neully cuando se hizo con la propiedad.
¿Podemos fiarnos de un presidente de la República que especula de esta manera en su propio espacio administrativo?, viene a preguntarse Le canard en sintonía con otros medios informativos franceses.
«Asuntos bajos»
Sarkozy y el titular de la inmobiliaria comprometida han desmentido las presuntas irregularidades. También lo hizo ayer con vehemencia la ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie, quien declaraba sentirse «avergonzada» por la naturaleza incendiaria de las difamaciones.
«Estoy muy preocupada al ver que los periódicos intentan cebarse con asuntos bajos en vez de centrarse en los verdaderos argumentos de la campaña. Encuentro que son maniobras reprobables y antidemocráticas. De esta manera, sólo va a alimentarse el beneficio electoral de los extremos", señalaba Alliot-Marie en declaraciones a la emisora France Info.
Los sondeos de última hora le dan la razón. Especialmente porque se percibe un crecimiento en la intención de voto del Frente Nacional. Su líder, Jean-Marie Le Pen, asciende hasta el 14% de intención de voto, aunque no se perciben cambios sustanciales en la cima de la clasificación. Es decir, que Nicolas Sarkozy (31%) mantiene una cómoda ventaja sobre la socialista Ségolène Royal (25%) en el primer turno, y que François Bayrou (17%), líder del partido centrista UDF, se consolida como la alternativa de ambos cuando comienza a vislumbrarse la convocatoria electoral del 22 de abril.
Las cosas tampoco cambiarían demasiado en el segundo turno (6 de mayo). Una encuesta publicada ayer por el semanario Le Point concede a Sarko el 53,5% del consenso ciudadano, mientras que la aspirante del Partido Socialista tendría que resignarse a un 46,5% de los sufragios.