Afortunadamente, atrás han quedado los momentos más amargos y Menchú vive ahora un presente de ilusión. Una esperanza que la ha llevado a encabezar un movimiento político de nuevo cuño, Winaq -«no sólo indígena», aclara-. En alianza con un pequeño partido de izquierdas, Encuentro por Guatemala, ha presentado su candidatura a la Presidencia. El próximo 9 de septiembre se sabrá si goza de tanto predicamento en su país como fuera de él, donde su prestigio permanece intacto. Esta semana ha recibido en Madrid el premio anual del Club de las 25, formado por profesionales de diversos sectores.

PREGUNTA.- ¿Cuáles serían su prioridades si llegara a la Presidencia?

RESPUESTA.- La principal es la seguridad, cómo podemos enfrentarnos al crimen organizado. Junto con la corrupción y el narcotráfico, ha constituido una fuerza que no es paralela al Estado. Es realmente un Estado dentro de él.

P.- ¿Por qué han llegado a tener tanto poder ?

R.- Son mafias corporativas con una gran fuerza coercitiva, que les da capacidad para burlar cualquier tipo de autoridad. Si la delincuencia organizada llega a los tribunales, al rato está libre, porque no se garantiza la seguridad del juez. Esta situación no se puede limpiar en un periodo de gobierno. Pero sí crear un plan adecuado de trabajo.

P.- ¿Por qué ha dado el salto a la política en este momento?

R.- Deseamos ejercer nuestros derechos políticos. Después de 10 años de trabajo intenso para aplicar los acuerdos de paz, se ha hablado mucho de los derechos indígenas. ¿Estamos listos para ejecutarlos? No vamos a cambiar el país en poco tiempo, pero se hará con nosotros, no sin nosotros. Antes de anunciar mi candidatura, el 50% de la población no pensaba votar, defraudada por los partidos tradicionales. Se ha producido un terremoto que cambia la fisonomía del país.

P.- Parecía que su aliado natural era la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG, la antigua guerrilla)...

R.- Negociamos con ellos, pero no pudo ser. El problema estuvo en nosotros. Muchos compañeros de nuestro movimiento, Winaq, creen que las heridas del conflicto armado están muy cerca y no están dispuestos a protagonizar una situación del pasado. No queremos asumir facturas que no son nuestras. Esperamos que nos permitan andar nuestro propio camino político.

P.- ¿Por qué se presentan junto a Encuentro por Guatemala?

R.- Este partido es un esfuerzo personal de la parlamentaria Nineth Montenegro. Ella proviene de la oposición de izquierdas, luego se declaró independiente y creó esta formación joven, con muchas mujeres. Winaq no se ha incorporado en Encuentro, hemos suscrito un pacto para tener nuestros propios candidatos. Es una alianza muy exitosa, con sectores que no son indígenas.

P.- Usted presentó ante la Audiencia Nacional de España una denuncia por el genocidio de Guatemala. Uno de los objetivos es enjuiciar al ex dictador Ríos Montt. ¿En qué situación se encuentra este proceso?

R.- Está estancado desde diciembre. La Audiencia emitió órdenes de captura y fueron detenidas dos personas, Chupina y Benedicto Lucas. Pero Ríos Montt interpuso un recurso, aceptado por la Corte de Constitucionalidad, que se creó para evitar golpes de Estado, pero que se ha convertido en un poder en sí misma. La Corte debe resolver. Ríos Montt quiere ganar tiempo para poder inscribirse el 2 de mayo como candidato a diputado y ganar la inmunidad parlamentaria.

P.- Volviendo a las elecciones, su condición de mujer e indígena va a resucitar muchos miedos atávicos en Guatemala...

R.- Es un termómetro, nos toca abrir brecha contra el racismo. Servirá para saber lo que de verdad hemos cambiado en las mentes del radicalismo y la confrontación. ¿Han cambiado las cosas o están latentes siempre y cuando no tomemos el poder?

P.- Hay quien la relacionará con Evo Morales, con Chávez.

R.- Es un error. Winaq debe usar su propio traje, tener su propio corte y confección. Somos hermanos, podemos aprender mucho de Ecuador, Bolivia y otros países. Los respetamos, pero tenemos nuestras propias circunstancias, no aceptamos etiquetas. Occidente nos quiere uniformar, pero no somos uniformados, somos multicolores, así como somos diversos.

Fue quizá un mestizo, el subcomandante Marcos, quien hizo definitivamente visibles a los indígenas latinoamericanos ante los ojos de Occidente y despertó su conciencia política. Desde que se levantó en armas en México en 1994, un renovado movimiento indígena ha intentado por medios democráticos tomar el poder. Rigoberta Menchú es la última en llegar. Su discurso político está trufado de la cultura milenaria maya. «El movimiento Winaq», dice, «significa en nuestra lengua ser humano integral, completo». Winaq también es una parte del calendario maya, al que con frecuencia alude Menchú. Un calendario de 260 días anuales, donde cada día se repite 13 veces... En esta filosofía, el tiempo es circular El presidente boliviano, Evo Morales, aymara, protagonizó cuando tomó el poder una ceremonia que no se celebraba desde que llegaron los españoles. Tomó el cetro de jefe del Tihuantisuyo, el gran imperio inca. Por su parte, el partido ecuatoriano Pachakutik, quéchua, cree que la Historia se divide en ciclos de 500 años y que ha llegado la hora del renacer indígena. No obstante, Pachakutik significa «el retorno de los buenos tiempos». «No tenemos prisa», afirma Rigoberta Menchú.