Viernes, 2 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6284.
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 OPINION
Impresiones
El primer testigo policial acrecienta las dudas sobre el 11-M

Completada la declaración de todos los procesados, el juicio del 11-M inició a última hora de ayer una nueva y esclarecedora fase con la aparición en escena del primer testigo: el inspector jefe de la UCIE que se hizo cargo de la investigación de la masacre. Este agente -cuya declaración seguirá el lunes- admitió que la investigación no empezó a orientarse decididamente hacia la pista islámica hasta la tarde del sábado 13 de marzo, a raíz de la aparición del vídeo de reivindicación y de la detención de Zougam, Chaoui y Bekkali, socios del locutorio de la calle de Tribulete. El inspector llegó incluso a decir que no fue hasta los suicidios de Leganés cuando los policías de su unidad se centraron definitivamente en la hipótesis de un atentado islamista. Estos extremos revelan hasta qué punto fueron injustas las manifestaciones que aquel sábado denunciaban que el Gobierno del PP estaba ocultando datos clave sobre la investigación de la masacre. El ministro Acebes comunicó prácticamente en tiempo real todos los datos de los que disponía. No fue lo único que dijo el primer testigo. Corroboró, por ejemplo, lo publicado por EL MUNDO en torno a las pesquisas de Garzón sobre El Tunecino y confirmó que la UCIE estaba al tanto antes del 11-M de los alquileres de la finca de Morata. La declaración dejó además diversos flecos sueltos de los que los letrados deberán tirar cuando les llegue el turno. El más llamativo vuelve a apuntar hacia el explosivo de la masacre. Según el agente que declaró ayer, los investigadores de su unidad no llegaron a Mina Conchita ni por los envoltorios hallados en Leganés ni por el testimonio de Trashorras el 17 de marzo. Fueron los Tedax quienes les dijeron que el explosivo venía de Asturias después de que apareciera la mochila de Vallecas. ¿Qué sabía entonces del rastro de la dinamita la unidad de Sánchez Manzano?

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