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IMPRESION DEL DOMINGO |
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Munición para el tripartito |
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No siempre el prestigio -o el voto- se logra gracias a los méritos propios; a veces también se consigue intentando sacar rédito a los pecados del contrincante. Y eso puede ser lo que le ocurra al tripartit en los próximos meses, cuando empiecen a llegar a los juzgados algunos de los casos de corrupción que escandalizaron a los catalanes en las décadas de los 80 y los 90, los años en que Convergència i Unió hacía y deshacía desde la Generalitat y Jordi Pujol se sentaba en el despacho de president y cantaba las excelencias de Javier de la Rosa, a quien llegó a calificar como «empresario modelo». Los tribunales deben sentar en los próximos meses en sus banquillos a los implicados en el caso Grand Tibidabo o a los del caso Pallerols. Y lo que los acusados declaren en la sala llenará, a buen seguro, páginas de periódicos; pero también, seguramente, sus afirmaciones saltarán a otros bancos, los del Parlament, donde los diputados del tripartito, tanto socialistas como republicanos, intentarán utilizarlas para erosionar la credibilidad y la honorabilidad de sus principales contrincantes en las urnas, los líderes de CiU. Cierto es que quien la hace la tiene que pagar, pero también que los pecados de un rival no hacen a su adversario más honorable.
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