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 CATALUNYA
LA TRASTIENDA
Tripartito para largo
ALEX SALMON

Los gobiernos que se consolidan son aquellos que ofrecen credibilidad a largo plazo a los ciudadanos, que también son votantes, si quieren. La gente no piensa en política como los políticos o los que nos dedicamos a analizar la cuestión política. Los votantes piensan en política unos días antes del día de las elecciones y poco más. No quiero decir que el votante se acerque a una urna sin el conocimiento suficiente. Digo que no existe obsesión por la cuestión política y eso no deja de ser bueno. Las obsesiones, mejor dejarlas en casa.

Por todo ello, si Montilla y sus colegas de tripartito saben trabajar sin estridencias ni espectáculos de varietés pueden conservar el sillón durante más de dos legislaturas con una tranquilidad aplastante.

Montilla ya ha mostrado su estilo. Su propuesta es: «no seré el mejor de la clase, pero estoy dispuesto a no ser el último».Como entre el primero y el último están la mayoría, no es de extrañar que su responsabilidad se alargue mucho más de lo que prevén los nacionalistas. A Felipe González le pasó algo parecido.Cuando José María Aznar llegó a la Moncloa, el socialista pensó que eso sería para pocos meses y que la ciudadanía se daría cuenta rápidamente de que el futuro no podía estar en manos de un insolvente como el del bigote. Pero, para su sorpresa, el del bigote supo gestionar los primeros días y los siguientes años. Y más que podría haber estado él y su partido si no hubiera sido por la decisión de poner caducidad al cargo, provocando una traslación negativa en la génesis de intenciones, y por un atentado, que les hizo coger miedo en el cuerpo y balbucear.

Pero eso es el pasado y Montilla es el futuro. El riesgo que corre el president es querer modularlo todo de tal forma que la intensidad sea baja y los logros pequeños. Esa situación tiene una difícil gestión, porque sólo te das cuenta de los problemas cuando ya los tienes encima y entonces es tarde para reaccionar.Es lo que podemos denominar «crisis de temas larvados». O sea, crecen contigo mismo y extirparlos acarrea consecuencia para los órganos vitales. Con esta conclusión, le doy la razón a Caterina Mieras cuando me decía que en política hay que aplicar métodos médicos. «¡Qué razón tenías, amiga mía!».

Por lo tanto, la izquierda catalana puede mandar en el país mucho tiempo, aunque a veces lo haga bien y otras no. Tanto que Pujol -muchos años para nuestro ex president- puede no ver nunca más a CiU en la presidencia de la Generalitat. Él estuvo 23 años; puede que Montilla se acerque. El método pasa por tensionar con suavidad la cuerda con el gobierno del Estado sobre el desarrollo del Estatut si los que mandan son los socialistas y tensionarla hasta el borde del precipicio, si en alguna ocasión llega el PP. El tripartito tiene todos los frentes preparados. Los de izquierdas de siempre con la imagen de IC-EUiA, los socialdemócratas con el PSC y los nacionalistas con ERC. En el caso de que lleguen los populares al Gobierno, el contrataque puede incrementarse, siempre y cuando no cambien los enfoques populares y las críticas se conviertan en abrazo en la intimidad, lo que significaría revivir aquella primera legislatura del PP que tan buenos resultados ofreció a España y Cataluña. Bendita paz.

Lo más importante es que, como dice un alto dirigente de Palau, los de ERC se han dado cuenta de que ser Govern significa responsabilidad de actuación. Y junto a esa sobriedad en los actos, no hay que olvidar que quienes son los actores mandan en los partidos. Quiero decir que no es lo mismo que se equivoquen Montilla, Carod o Puigcercós juntos, que lo hagan Maragall o Bargalló. Sus presencias en las formaciones respectivas son sustancialmente distintas.

Estabilidad quiere decir credibilidad. Por mucho que las oposiciones discutan el término, no hay politólogo que no esté de acuerdo.Los votantes saben quitarse a los que sobran o resituarlos en su presencia parlamentaria. Ajustar el número de diputados o incrementarlo. Es lo que le pasó al PSC estas últimas elecciones.Un castigo prudente, que le hizo pactar en mayor medida con ERC y con IC.

Puigcercós restituye la bandera española en su Conselleria porque Montilla se lo pide; Carod no tiene úlcera de estómago si lo reciben como «amigo español»; Tresserras acepta que el castellano visite Frankfurt sin problemas. De esta forma, la izquierda catalana puede estar mucho tiempo en la Generalitat. El problema lo tiene el militante de ERC en Igualada o en Manresa. A este paso, serán los militantes de este partido quienes acabarán con úlceras lacerantes.Y eso con Almax no se soluciona. El poder forma al poder. Sin saber cuánto lo podrán aguantar, al menos los cargos públicos alivian las incontinencias.

El PSC sabe mucho de ello. Y también CiU. Por ello están seriamente preocupados. Con aeropuerto transoceánico o sin él. Siempre nos quedará Madrid en la intimidad.

alex.salmon@elmundo.es

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