BARCELONA 1

R. SANCHEZ PIZJUAN. LLENO.

Palop Daniel Alves Aitor Ocio Dragutinovic David Poulsen Renato Adriano Jesús Navas Kerzhakov Kanouté Cambios: Martí por Renato (min. 35)

Puerta por Adriano (min. 63) Alfaro por Kerzhakov (min. 74) s.c.

Valdés Gio Oleguer Puyol Zambrotta Márquez Xavi Iniesta Giuly Messi Ronaldinho Cambios: Eto'o por Márquez (min. 68)

Saviola por Messi (min. 70) Edmilson por Ronaldinho (m. 78) s.c.

Arbitro: González Vázquez

Tarjetas amarillas: Márquez, Alves, Zambrotta (2), Eto'o, Alfaro.

Tarjetas rojas: Aitor Ocio (min. 28). Giuly (min. 52). Zambrotta (min. 76).

Goles: 0-1: Ronaldinho (min. 13). 1-1: Kerzhakov (min. 38). 2-1: Daniel Alves (min. 62).

SEVILLA.- En apenas tres días, el fútbol dio lo peor y lo mejor de sí en Sevilla. Todo el odio que arrastró el derbi mudó ayer en la exaltación de las grandes virtudes que tiene este deporte: la pasión, la honestidad y la belleza. «Arte y vida», resumía una pancarta en el Sánchez Pizjuán, escenario una vez más de la apoteosis del fútbol, que bien se podría resumir en Ronaldinho.Hay que ser grande, el más grande, para que te lluevan tantos palos con 16 goles en tu cargador. Ya son 17. Ronaldinho, ahora que está tan gordito, quiso comerse el partido. Primero remachó con un espléndido cabezazo un gran centro de Zambrotta. Después demarró como un velocista, convirtió a Ocio en una tortuga y se perfiló para el remate. El penalti y la expulsión exhalaban el aroma de la sentencia. La habría sido para cualquier otro equipo, no para el Sevilla. No para este increíble Sevilla.

Ronaldinho enfiló los 11 metros, olfateando la gloria, visionando portadas y tal vez pensando en exhibir de nuevo su maravillosa pancita. Vio a Palop moverse hacia su derecha, y le pegó al medio, confiado porque el arquero ya había iniciado el salto. Pero Palop le aguardaba, con el freno de mano echado en pleno vuelo y las piernas estiradas cubriendo puerta. El Sevilla aún vivía. Y comenzaba otra historia, con la fortuna cambiada de lado, con un Sánchez Pizjuán aclamando a un puñado de héroes que le están firmando los mejores momentos de su historia. Con 10, como hace 15 días con el Atlético, el Sevilla no se vino abajo. Esta vez ni siquiera retocó piezas. Juande retrasó a Poulsen hasta la defensa y mantuvo a Kanouté y Kerzhakov en la punta. El ruso se lo agradeció con una impecable maniobra. Lo más parecido a Shevchenko, decían.Y a Sabonis, porque en el gol Kerzhakov bailó como un pívot de baloncesto. Recibió de espaldas a la puerta, le amagó a Márquez por la izquierda, pivotó hacia su derecha y soltó un zurdazo que sorprendió a Valdés.

Diversión. El empate cerró una primera parte deliciosa, plena de alternativas y lecturas. El balón se lo apropió el Barcelona para manosearlo cerca de su área. El Sevilla se lo permitió, incapaz de ajustar su presión al 3-4-3 que reeditaron los azulgranas en el Sánchez Pizjuán, después de cogerle el gusto en La Romareda.El sistema, eso sí, tenía trampa. El Barça no se echaba al monte.Todo lo contrario. En cuanto perdía el balón, poblaba su defensa con cinco hombres y le ponía otra nutrida barrera delante. Arriba, dejaba solo a Ronaldinho. Con eso parecía bastar. Porque el Gaucho se había levantado con ganas de marcha. Ayer, además, encontró a dos amigos en los centrales del Sevilla. Sin Navarro, lesionado, Juande Ramos tomó la controvertida decisión de dar descanso a Escudé. Resultó fatal. En media hora, Dragutinovic y Ocio le habían arruinado el partido.

El serbio, primero, se quedó pinchado y habilitó un pase de Oleguer a Zambrotta que nació con más tendencia al despeje. El italiano lo alcanzó sobre la línea para sacarse un centro formidable que cabeceó Ronaldinho. Un rato después, el brasileño volvió a surgir para sacar oro de otra jugada irrelevante. Poulsen cabeceó hacia atrás, confiando en Ocio. Pero la cintura del vasco es un cubo de Rubik. Cuando se quiso dar cuenta, Ronaldinho le había pasado.Ocio le pegó por detrás. La suerte del Sevilla quedaba en las manos del brasileño y en los pies de Palop.

Fue el inicio de la gesta de un Sevilla que, 11 contra 11, no merecía perder, y que 10 contra 11, remontó de manera heroica, empujado por los irreductibles Jesús Navas, Daniel Alves y, sobre todo, de Kerzhakov, otro fenómeno más que unir a la causa. Tras el empate, el ruso forzó la falta que Alves convirtió en el 1-2, tras un ligero toque en Xavi y un vuelo apresurado de Valdés.El éxtasis cobraba forma en el Pizjuán, que veía acercarse el triunfo a medida que el árbitro González Vázquez se volvía loco: se inventó una expulsión de Giuly, no sacó la segunda tarjeta de Márquez pero mandó a la ducha a Zambrotta por insultarle.Rijkaard echó mano de Eto'o, al que guardaba para la Champions, y retiró a Ronaldinho. Tocaba claudicar ante un Sevilla grande que anoche aulló que, ahora sí, va a por la Liga.