El campeón europeo de 5.000 metros peleó el bronce hasta el último gramo de energía, valiente. Pasó por meta en primer lugar en cada giro, salvo en el crucial. Una política algo suicida, fomentada por las circunstancias. Ya el viernes, el atleta madrileño se encontró duro de piernas. Lo achacó a la relajación de los entrenamientos en las fechas próximas, para garantizarse un buen tono físico en Birmingham. Sin embargo, las dudas del viernes contaminaron el sábado. En la final no enderezó. Tenía la idea de dejar hacer y observar los movimientos desde atrás, pero al calibrar los ritmos iniciales y confirmar que sería una carrera parada en extremo, pasó a la cabeza para encasillarla definitivamente en esa dinámica.

Defendió su lugar contra todos, y ahí desperdició algunas opciones.Concedió a Mo Farah, el favorito del público local, el máximo honor de colocarse en paralelo, pero cuando el francés Tarih (plata, 8:02.95) quiso progresar también, se cruzó para impedirlo.«Si perdía la cabeza, tendría que dejar pasar a varios y no podría luego remontar». Le preocupaban además los enganchones, un seguro si cerca cabalga el jefe europeo de cross, Farah. En la semifinal, el británico de nacionalidad y somalí de origen -emigró con nueve años, durante la guerra en su país, ya había rodado por el suelo.Del desconcierto, cuando se levantó, tomó el sentido contrario, detalle del que ha hecho guasa la prensa anglosajona. Ayer, también sedujo al riesgo, del que Jesús España quedó al margen por su condición de líder. A dentelladas defendió su puesto contra el austriaco Weidlinger, el más insistente en el asedio. En la defensa, el chico de Valdemoro consumió sus últimas reservas. Ante el acelerón de Caliandro no pudo rechistar. Por inercia y garra defendió la esquina del podio (8:02.91), por delante del turco Akkas (8:03.14). El defensor de la corona, el irlandés Cragg murió en el sexto puesto (8:03.70).

España se inició como corredor de 1.500 metros, sin embargo, tras un enredo de lesiones, del que apenas sale ahora, subió a las especialidades de fondo. No obstante, de su infancia atlética conserva una grata punta de velocidad. En plenitud, la última vuelta al anillo de 200 metros la habría cubierto en 25 segundos.En un día raro, en 26. Ayer, necesitó 27 para finalizar, orgulloso y desesperado, de bronce.