JON RIVAS
Recibir premios le trae suerte a Valverde. Hace tres años, en Burgos, acudió a por uno. De madrugada voló a Mallorca. Los compañeros del pelotón, que le habían visto por la tele y disfrutaban de su ausencia, le vieron llegar y pusieron cara de cuerno, como cuando era juvenil y los demás ya sabían quién iba a ganar. Ganó, claro.
El lunes también recibió un trofeo. En Castellón. Trajeado y repeinado, junto a Oscar Pereiro, que no se sabe atar el nudo de la corbata y se deja suelto el botón del cuello, acudió a la Gala Nacional del Deporte en la víspera del comienzo de la Vuelta a Valencia.
Atendió a la prensa, firmó autógrafos, respondió a los aplausos y las preguntas y esperó, en vano, la llegada de Eusebio Unzue, que debía recogerle en el Palau de Congresos para llevarle a la concentración del Caisse d'Epargne.
Pero Unzue no llegó y, con el retraso correspondiente, Valverde se tuvo que meter en un coche de los organizadores para hacer el camino. Sus compañeros le recibieron bien, como corresponde.Los rivales... como siempre. La cara de cuerno reglamentaria.Porque Alejandro Valverde ganó otra vez. «La verdad es que no venía a Valencia para ganar, venía a coger el tono y a hacer un test en el Campello, pero al final se me dio bien y he logrado la victoria».
Es lo que tiene ser un ciclista cuatro estaciones. En invierno, en primavera, en verano y en otoño. Es el seguro de vida de cualquier equipo. Por eso se lo querían llevar los alemanes del T- Mobile.
Pero Echavarri y los suyos ya empezaron, en el alto del Campello, a rentabilizar el aumento de sueldo gestionado por un par de avispados representantes -padre e hijo-, que se pusieron las ofertas alemanas por montera y le pintaron a Valverde un porvenir económico aún más dulce del que le esperaba. En Valencia, ayer, el Imbatido sólo tuvo que controlar la improbable rebelión de Valjavec, que no se produjo. Ganó aún con más ventaja de la que tenía en la víspera, mientras Bennati levantaba los brazos en la meta.
Por otro lador, sobre el pavés de la Het Volk belga, el catalán Juan Antonio Flecha estuvo a punto de conseguir una hazaña y convertirse en el primer español en llevarse la prueba. Al final le ganó Pippo Pozzato.
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