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 MADRID
-OTRO NEONATO, EN ESTADO GRAVE-
Tres bebés prematuros mueren por una bacteria en el Doce de Octubre
AMAYA GARCIA / PABLO HERRAIZ

MADRID.- Tres bebés prematuros han fallecido esta semana en el Servicio de Neonatología del Hospital Doce de Octubre de Madrid.Otro se encuentra en estado grave. La causa de la muerte es una bacteria «muy común» en los hospitales, según la versión del centro.

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El primer bebé murió el pasado 26 de febrero. Se investigaron las causas de su muerte y se descubrió que la bacteria klebsiella pneumoniae era la culpable. El 2 de marzo murieron otros dos bebés. Estos últimos estaban en incubadoras vecinas.

Según la versión de los familiares de estos pequeños, los dos estaban muy sanos y en «perfecto estado» hasta que les atacó un virus. Los bebés murieron en apenas 24 horas, después de que ambos se pusieran enfermos y sufrieran espasmos musculares.

Un testigo de lo sucedido el viernes en el hospital comentó a este periódico que tras el fallecimiento de los dos niños, «unas 10 personas limpiaron exhaustivamente toda la zona de neonatos.Sacaron todas las incubadoras al pasillo y fregaron con lejía los suelos, las paredes y todo lo que estaba dentro de los habitáculos de los pequeños. Además, ese mismo día por la mañana habían cambiado todas las vías de los niños».

Ayer, el Servicio de Neonatos del Doce de Octubre tenía vacío uno de sus cuatro habitáculos. En otro, sólo había un bebé. El hospital aseguró que la zona donde se descubrió la infección estaba aislada. Según informó el hospital en un comunicado, desde el día en que se confirmó la causa del primer fallecimiento, el centro «ha adoptado todas las medidas necesarias de control y prevención».

En las instalaciones se han establecido dos zonas bien diferenciadas: una para los niños que han estado en contacto con la bacteria y otra para los considerados «limpios». En cada área hay un grupo de profesionales médicos y de enfermería diferente, lo que ha obligado a reforzar el personal de uno y otro campo.

La situación se ha puesto, a su vez, en conocimiento del Servicio de Obstetricia del Doce de Octubre, para que se lleven a otros centros los embarazos patológicos que estuvieran ingresados en el centro y se ha solicitado «el traslado de cualquier gestante que llegue al servicio de Urgencias con algún factor de riesgo».

Pequeños bajo vigilancia

Dentro de ese paquete de medidas, además, se han limitado las visitas de los médicos especialistas de otros servicios, así como las de los propios familiares de los neonatos. Las medidas higiénico-sanitarias se han extremado y todos los pequeños ingresados están en estos momentos «estrechamente vigilados» por el Servicio de Medicina Preventiva. Se les toman muestras de forma periódica para disponer de información actualizada en todo momento.

El niño prematuro que falleció el lunes pasado nació a las 28 semanas de gestación y pesó 1.090 gramos. Según el escrito facilitado por el hospital, «padecía graves patologías propias de su prematuridad, previas a la aparición de la bacteria». El diagnóstico final fue «shock séptico (infección masiva general) por klebsiella pneumoniae». El viernes fallecieron los otros dos neonatos con el mismo diagnóstico, «estando aún pendiente de confirmación definitiva del mismo», según el comunicado del hospital. La bacteria klebsiella pneumoniae es «de carácter hospitalario y propia de cuidados prolongados», recoge el comunicado. Conlleva gran mortalidad en pacientes que presentan patologías graves y problemas para la supervivencia, situación que se da en los prematuros, que en ocasiones pesan al nacer menos de 500 gramos.

El Servicio de Medicina Preventiva y la Dirección General de Salud Pública ya están realizando un estudio epidemiológico para determinar el origen de la situación.

Ayer había una sala vacía en el Servicio de Neonatología. En otra de las salas había un bebé solo y en las dos siguientes varias incubadoras y el resto de los neonatos. En las dos primeras salas, el viernes por la noche estuvieron limpiando una decena de operarios para desinfectar y que no haya más peligro para los pequeños. Se limpiaron paredes, suelos, techos, fluorescentes, aparatos médicos...

Los dos niños que fallecieron el 2 de marzo fueron desconectados de la respiración asistida después de que su situación fuera crítica y no hubiera posibilidad de salvarlos. El resto de los niños está sano y el hospital ha extremado las precauciones para que no le ocurra nada más a otro de los bebés, puesto que todos estos niños nacen con muy poco peso (desde 500 gramos a un kilo y medio, aproximadamente), y sus cuerpos tienen las defensas muy bajas.


La decisión más difícil: desconectar a un hijo

Mélida Ponce es la madre de uno de los tres niños fallecidos en el Doce de Octubre por una bacteria, según los primeros diagnósticos.Ayer, la madre, boliviana de 32 años, relató cómo pasaron las horas previas a tomar la decisión más difícil de su vida: «Mi bebé, Alejandro, nació con 30 semanas y pesó 1.450 gramos. Antes de que naciera, me dieron medicinas para reforzar los pulmones del niño y evitar las contracciones, pero al final me tuvieron que hacer una cesárea porque volvieron las contracciones y el bebé estaba atravesado».

«Nació muy bien y no hizo falta reanimarlo -añade la madre-.Estuvo en la incubadora con oxígeno y el miércoles pasado nos dijeron que sólo tenía un pequeño problema en una arteria. El miércoles estaba bien, y yo volví el jueves a verlo. Entonces me dijeron que estaba muy grave. La doctora me dijo que a las cinco de la mañana se había puesto muy mal. Alejandro tenía la cabeza roja. Dejaron de funcionarle los riñones y no podía hacer pis, así que le pusieron una sonda. Su tensión estaba muy baja, le daban líquidos para subírsela, pero seguía baja. Por la noche continuaba muy grave. Llamamos al hospital varias veces de madrugada y nos dijeron que seguía igual. El viernes le salieron manchas rojas por la cara y la tripita, como de sangre. Sólo podíamos esperar. Tenía una infección muy severa, y de ahí venían las manchas. Al final nos dijeron que estaba tan grave que no tenía ninguna posibilidad y que teníamos que decidir si desconectarlo.El niño echaba sangre por la boca de color muy oscuro, casi negro.Es terrible ver la cara de dolor de tu hijito en su último día de vida. Al final decidimos que no sufriera más».

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