Quizás lo que animó a Gérard a unirse al griterío fue la presencia de varios vecinos de Carabanchel Alto disfrazados de los héroes del cómic francés por antonomasia, Astérix y Obélix. Claro que el obeso personaje creado por Goscinny y Uderzo no cargaba ayer menhires, sino parquímetros. Y las pócimas del druida Panoramix que andaba por Callao no iban contra Julio César, sino contra Pedro Calvo, concejal de Seguridad y Servicios a la Comunidad.

La reciente celebración del Carnaval tuvo una especial influencia en el acto. No por nada, Bloco do Baliza, considerado el grupo de samba y batucada más importante de España, tampoco faltó a la marcha, ya que tiene como sede el barrio del Pilar, otra de las zonas de la almendra madrileña con más fervientes habitantes antiparquímetros.

A las 19.00 horas, la calle de Preciados vibraba como si de un sambódromo se trataba. El ritmo era tal que no se sabía si había más gente manifestándose (unas 1.000 personas) u observando el espectáculo. Pero los organizadores no habían dejado escapar ningún detalle. ¿Que alguien se unía a la protesta? Allí estaba Martín Sagrera, un vecino del barrio de la Concepción bien entrado en años cargando dos inmensas bolsas de playa con una veintena de carteles en cada una de ellas.

Cada asociación tenía sus detalles, como los cincuenta comerciantes de nacionalidad china con petos naranjas y serigrafía telegráfica («Gallardón Comercio Embajadores Solución») en protesta por las restricciones del tráfico rodado. A su lado, Copyme (Confederación de pequeñas y medianas empresas), la asociación de comerciantes mayoristas de la zona Centro y los trabajadores autónomos. Todos contra los parquímetros y algunos dando muestras de su espíritu emprendedor, vendiendo «chapas protesta»: dos, a tres euros.

Después de Preciados vino la Puerta del Sol, y allí tuvo su momento de máxima gloria Ruiz-Vampirón, la marioneta con los rasgos del alcalde disfrazado de drácula. «Va a entrar en la Casa de Correos a morder a Aguirre», bromeaba una señora en la cabecera de la manifestación, junto al portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Oscar Iglesias, que afirmó que si los socialistas ganan las elecciones, los parquímetros desaparecerán de los barrios periféricos.

Los megáfonos tampoco pararon de gastar pilas hasta que la manifestación tocó a su fin en la Plaza de la Villa, a las 20.00 horas. Allí, como si de una selección natural se tratase, los cánticos que más se repitieron fueron los más exitosos, todos ellos dedicados al alcalde: «La M-30, la pagas de tu cuenta», «Cuidado con las carteras, que viene Gallardón» y «Este alboroto, te va a costar el voto», entre otros.