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 MUNDO
CONVULSION EN ORIENTE PROXIMO / La entrevista / NAIM QASEM / 'Número dos' e ideólogo de Hizbulá
«La mayoría de los gobiernos árabes son empleados de EEUU»
El vicesecretario general del partido chií, de 54 años, asegura en esta entrevista, realizada en Beirut entre extremas medidas de seguridad, que la Administración Bush busca el conflicto confesional en toda la región, y pide a las tropas españolas destacadas en el Líbano que no adopten comportamientos «proisraelíes»
JAVIER ESPINOSA / Enviado especial

BEIRUT.- Las medidas de seguridad que acompañan a la entrevista con Naim Qasem podrían convertirse en material para un guión cinematográfico al estilo de Syriana o El Dilema, aquel filme en el que Al Pacino organiza un encuentro entre el jeque Hasán Fadlala y el presentador del programa de la televisión norteamericana 60 Minutos. Los controles, las patrullas armadas y los tanques han desaparecido de los suburbios del sur de Beirut, pero los retratos de Jomeini continúan adornando las calles de estos arrabales como en la década de los 70 y 80.

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La cita con el número dos de Hizbulá (Partido de Dios) tan sólo se concreta tras una exhaustiva inspección del periodista, que es trasladado a oscuras en una furgoneta con las ventanas clausuradas por cortinas negras -es el sustituto del pañuelo negro en los ojos- hasta un sótano, después de un interminable callejeo. Entre las penumbras del parking subterráneo surgen dos milicianos con radiotransmisores que trasladan al informador hasta otro vehículo, también con los cristales tapados. Una nueva ruta sumida en las sombras hasta un segundo subterráneo, desde el que se accede por ascensor hasta un habitáculo desconocido.

Allí surge de manera imprevista a quien se considera ideólogo del partido chií: Naim Qassem. Las precauciones de Hizbulá no son simple psicosis. El entonces secretario general de la formación política, Abas Musawi, fue asesinado el 16 de febrero de 1992 por misiles israelíes y Ehud Olmert, el primer ministro de ese país, amenazó con eliminar a la cúpula del movimiento chií durante la última conflagración de 2006.

Pregunta.- En las últimas semanas se han multiplicado los incidentes entre los habitantes chiíes del sur del país y las fuerzas de la FINUL (Fuerza de Naciones Unidas en el Líbano), incluidos los militares españoles. ¿Por qué?

Respuesta.- Los soldados de la FINUL han cometido algunos errores.Se comportaron de manera agresiva y eso ha creado una percepción negativa, ha generado la desconfianza entre la población. Estamos trabajando para solucionar este problema y para explicar a la FINUL que no debe dar una imagen proisraelí. Pero no hay ninguna diferencia importante con ellos.

P.- El líder druso Walid Jumblat acusó recientemente a Hizbulá de empujar a las aldeas chiíes sureñas a adoptar una actitud hostil en contra de la FINUL ¿Qué opina?

R.- A Walid Jumblat le gustaría que tuviéramos un conflicto con la FINUL y por eso se erige en abogado de las tropas extranjeras sin que nadie le pida su opinión. Le repito, la FINUL está aquí con nuestra aprobación y queremos que se quede.

P.- Pero Hasán Nasrala expresó su preocupación en octubre en una entrevista con Al Manar TV sobre la posibilidad de que la FINUL intentara desarmar a Hizbulá y dijo que ello llevaría el país a una situación similar a la que vive ahora Afganistán...

R.- Fue sólo un aviso. Los países que participan en la FINUL conocen la complejidad del Líbano y no creo que adopten medidas que les generen problemas. El Líbano no es ni será Afganistán.

P.- ¿Cuál es entonces su balance sobre la presencia de la FINUL?

R.- La FINUL no ha conseguido detener las reiteradas violaciones de Israel a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU [que puso fin a la guerra del pasado verano]. Entre el 1 de noviembre y el 5 de febrero, se registraron 384 incursiones de sus aviones en nuestro espacio aéreo. Cuatro al día. Es una situación muy común en la región. Cuando hay una decisión de la ONU que afecta a Israel no se pone en práctica, pero si implica a Hizbulá la comunidad internacional, que es proisraelí, se preocupa enormemente para que se aplique.

P.- ¿Se podría repetir el conflicto de 2006 en un futuro inmediato?

R.- No creo que podamos esperar un ataque israelí inminente.Su Ejército se encuentra todavía conmocionado por la derrota que sufrió. Pero no estamos dormidos. Nuestra capacidad militar está preparada.

P.- ¿Dónde radica la oposición de Hizbulá al tribunal internacional que pretende juzgar el asesinato de Rafic Hariri?

R.- No estamos en contra de ese tribunal. Queremos descubrir quién mató a Hariri. Pero para ello no necesitamos un tribunal político, sino criminal. El actual proyecto para la creación del tribunal [que defiende la alianza gubernamental] está lleno de política y nos tememos que podría ser utilizado como lo fueron las supuestas armas de destrucción masiva que no existían en Irak, como argumento para toda clase de maniobras políticas, contra Hizbulá o para presionar a Siria.

P.- Ustedes formaron parte del Ejecutivo y ahora no cesan de criticar al Gobierno liderado por Fuad Siniora. ¿Por qué?

R.- Pobre Siniora. Es un hombre que no tiene ningún poder de decisión, sólo puede seguir las órdenes de Feltman [Jeffrey Feltman, el influyente embajador de Estados Unidos en Beirut]. Cuando nos encontrábamos en las sesiones del diálogo nacional nuestras fuentes nos decían que Feltman no dejaba de llamar a los representantes del Gobierno para decirles que se negaran a un Gobierno de unidad nacional. Este Ejecutivo está actuando de manera ilegal. Por ejemplo, hay un presidente que, por cierto, eligieron ellos mismos, y ahora quieren acorralarlo, ignorar las prerrogativas con las que cuenta. Eso es anticonstitucional. Lo mismo que seguir gobernando sin representantes de una confesión [se refiere a los chiíes, cuyos ministros abandonaron el Gabinete en noviembre]. La Constitución dice en su preámbulo que el Gobierno tiene que estar basado en la representación de las tres confesiones. Podían haber designado a chiíes que no fueran miembros de Hizbulá, pero no quisieron.

P.- Hizbulá ha anunciado una posible campaña de desobediencia civil. ¿No existe el riesgo de que esas acciones deriven en enfrentamientos callejeros como pasó en enero?

R.- No se puede hablar de enfrentamientos callejeros, porque en esas pasadas fechas los únicos que usaron armas contra toda nuestra gente fueron los partidarios del Gobierno. Si lo que quiere preguntar es si existe el peligro de que el poder recurra de nuevo a la violencia le diré que sí, que es posible. Pero no podemos quedarnos mirando cuando vemos cómo están destruyendo el país.

P.- ¿Hasta que punto se está reproduciendo en el Líbano una confrontación confesional entre suníes y chiíes al estilo de Irak?

R.- Lo que existe en el Líbano es un problema político que algunos están intentando transformar en una crisis confesional. Forma parte del plan norteamericano para crear la fitna [división] entre suníes y chiíes en toda la región. Su proyecto de un nuevo Oriente Próximo se basa en tres tipos de acciones: la intervención militar directa como ocurrió en Irak o Afganistán, la promoción de la división confesional y resucitar las sensibilidades étnicas de las minorías para aprovecharse del caos, y la implantación de Ejecutivos proamericanos. Hoy día, la mayoría de los gobiernos árabes son empleados de Estados Unidos.

P.- Pero, ¿es posible una nueva guerra civil en el Líbano?

R.- No en el contexto actual, pero se podría llegar a ella si algunos partidos [libaneses] siguen obedeciendo las consignas extranjeras.

P.- ¿Cuál es la razón que explica el resurgir de la comunidad chií en Oriente Próximo?

R.- En toda la Historia, los chiíes fueron una comunidad oprimida en esta región. El contexto cambió cuando Jomeini llegó al poder en Irán y cuando la resistencia [Hizbulá] comenzó a luchar con éxito contra la ocupación israelí. Fue a partir de entonces cuando la estrella de los chiíes empezó a brillar, un fenómeno que se ha acelerado tras la invasión de Irak. En los países del Golfo o en Arabia Saudí han empezado a reclamar mayor libertad de expresión.No es un movimiento contra nadie, sino una forma de decir: estamos aquí, bajo las cenizas sigue ardiendo el fuego.

P.- ¿Cree factible un ataque de EEUU o Israel contra Irán?

R.- La crisis de Irán es una especie de milagro. Resulta que las normas del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) permiten a sus miembros que enriquezcan uranio con fines pacíficos, salvo a Irán. Le dicen: es que tememos que construyas bombas nucleares. E Irán replica: pues colocad todos los sistemas de vigilancia que lo impidan. Pero no, mantienen que tienen sospechas.Mientras tanto, Baradei [Mohamed ElBaradei, director del OIEA] afirma que no existen pruebas de que Irán esté buscando la fabricación de armas nucleares. La cuestión es acorralar a Irán. ¿Guerra? Según la actitud que observamos de Estados Unidos y cómo se están preparando sobre el terreno, sí creo que es probable un ataque, pero no pienso que Israel participe. No tiene esa capacidad y, además, generaría una reacción descomunal en la región.

P.- ¿Es inevitable el famoso choque de civilizaciones?

R.- Nuestra esperanza es Europa. Si Europa pone freno al comportamiento de Estados Unidos podríamos evitarlo, pero si sigue el camino que está marcando Washington será un hecho y afectará a todo el planeta.

P.- En su libro Hizbulá, la historia desde dentro, defiende el recurso al «horror» para confrontar los excesos israelíes. ¿No supone un fracaso moral para cualquier pueblo buscar un «balance de horror» como usted reclama en el texto?

R.- Israel está recurriendo a los métodos más despreciables en sus ofensivas, donde la mayoría de las víctimas son siempre civiles.Si recurriéramos al comportamiento ideal nos destruirían. Nuestro primer objetivo son siempre los militares, pero no podíamos ignorar el sufrimiento de nuestra población [se refiere a la guerra del año pasado]. La población de Israel tiene que asumir su responsabilidad cuando nuestra gente sufre. Hay que hacerles gritar para que presionen a su Gobierno.

P.- Un sector de Occidente vincula el islam a la yihad (guerra santa) y a los ataques suicidas. ¿Es un efecto del mensaje que transmiten los medios de comunicación internacionales o es que ustedes no critican lo suficiente los desmanes que se cometen en nombre de esa religión?

R.- No es algo fácil de resolver. El islam es una religión de tolerancia, diálogo y no violencia. Pero también tenemos la yihad, a la que debemos recurrir cuando nos atacan. El problema surge cuando algunos clérigos incluyen en la yihad ataques a civiles, a niños, a los familiares o amigos de sus enemigos, a los musulmanes y no musulmanes. Todo eso es un gran error. El mundo tiene que establecer una diferencia entre los grupos de la resistencia y los asesinos. Pero para justificar sus maniobras políticas, Estados Unidos establece una amalgama de los movimientos islamistas y promueve una imagen negativa de todos ellos. Nosotros, es cierto que no conseguimos contrarrestar el mensaje que llega a Occidente, que es el que fabrican los servicios secretos de los aliados de Estados Unidos. La cuestión básica es que Occidente no nos conoce.


El 'cerebro gris' del Partido de Dios

BEIRUT.- Aunque está eclipsado por la personalidad del secretario general de Hizbulá, Hasán Nasrala, el jeque Qasem es, a sus 54 años, figura inexcusable de esta agrupación en la que ejerce como vicesecretario general, y es uno de los siete miembros de su máximo órgano de decisión, el llamado 'Majlis Al-Shura Al-Qarar' (Consejo Ejecutivo).

Hijo de un humilde taxista, Qasem nació en Beirut en un barrio suní, Basta, y estudió en la universidad pública de la capital libanesa. Fue allí donde se vinculó a la política al afiliarse al movimiento Amal, donde llegaría a ser un destacado dirigente del departamento de ideología y cultura.

Sin embargo, y según el escritor sirio Sami Mubayed -autor de una biografía de Naim Qasem-, el joven dirigente chií se distanció progresivamente de aquella entidad política tras la desaparición de su fundador, Musa Sadr, en 1978, y se dedicó a profundizar sus estudios religiosos. La ruptura definitiva con Amal, que entonces ya dirigía Nabih Berri, se gestó en 1982, cuando éste aceptó formar parte del Comité de Salvación Nacional en alianza con las fuerzas pro-israelíes del cristiano Bashir Gemayel.

Fue entonces cuando personajes como Qasem, Hasán Nasrala, Abas Musawi o Subhi Tufayli crean una nueva corriente política, cuya ideología quedaría plasmada en el 'Manifiesto de los Nueve', que fue ratificado por el propio ayatolá Ruhola Jomeini.

En su obra 'Hizbulá, la historia desde el interior', Naim Qasem explica que ese documento fue el origen de la formación chií, después de que «varios grupos islámicos» -entre los que se contaban Amal Islámica o el Partido Dawa- lo adoptaran como credo ideológico.

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