La euforia compradora que desde hace meses dominaba a la Bolsa española se ha venido abajo. De repente, el miedo y el escepticismo se han apoderado del mercado y han desencadenado una airada huida de inversores. El Ibex 35, el índice que agrupa a las principales empresas cotizadas, cierra la semana con una caída del 5,45% y la pérdida de la cota psicológica de los 14.000 puntos.

Se han esfumado todas las ganancias conseguidas en el año y el Ibex ha entrado en terreno negativo -baja un 1,3% en 2007-. Muy lejano queda ya el sueño de conquistar los 15.000 puntos -el índice selectivo marcó el máximo histórico en 14.963 puntos el pasado 21 de febrero-. Tan sólo unos días después, los inversores rezan para que no siga la caída. Miran con incertidumbre a China, el principal causante del desastre bursátil de esta semana en el parqué español y en todos los mercados del mundo.

El martes, la Bolsa de Shanghai se desplomó casi un 9%, la mayor caída en más de una década. La importancia del crecimiento asiático -de cada 10 dólares que genere la economía mundial en 2007, cuatro tendrán origen en esta región- provocó un efecto dominó de grandes dimensiones en todas las Bolsas del globo. Ese día, el Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, cedió un 3,3%, la mayor bajada desde los atentados terroristas del 11-S. Un recorte en el que, además del temporal chino, intervinieron las declaraciones del ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenpan, en las que reconocía la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión a final de año. Para completar el cóctel bajista se añadió un poco de incertidumbre geopolítica. Ese mismo día hubo un atentado fallido contra el vicepresidente, Dick Cheney, en Irak.

Y ya se sabe, cuando la Bolsa de la ciudad de los rascacielos estornuda contagia a todas las plazas del mundo. Desde el trágico martes, la incertidumbre se ha adueñado de los mercados y los inversores se han lanzado con gran nerviosismo a recoger beneficios.No hay que olvidar que la renta variable llevaba meses de continuadas subidas. Especialmente el parqué español, que en 2006 se revalorizó un 31% y acumula cuatro años consecutivos de abultadas ganancias.

«Todos sabemos que tarde o temprano la Bolsa tenía que corregir.Claro que no esperábamos que lo hiciera con tanta virulencia», explica Juan Cueto, director de Estrategia de Ibersecurities.

Los grandes bancos de negocios, JP Morgan, UBS, Merrill Lynch, Citygroup, han hecho un llamamiento a la calma. «Esto es sólo una corrección». Sin embargo, tras cuatro jornadas consecutivas de caídas, la desconfianza y el miedo han calado entre los inversores.«La tormenta puede durar algunas semanas más, aunque creo las caídas serán más atenuadas», pronostica Dionisio Peláez, broker de GPM.

Y como siempre que suele haber una corrección, las órdenes vendedoras se han cebado en aquellos valores que más habían subido. En la Bolsa, inmobiliarias y constructoras han sido el objetivo de los vendedores. Metrovacesa y Sacyr Vallehermoso lideran la corrección, con bajadas del 15,7% y el 14%, respectivamente. Acciona cede un 8%; Ferrovial, un 7,7%; y ACS y FCC, más del 6,5%.

Telefónica, una de las estrellas del año, cierra la semana con una caída del 7%, con lo que arroja una pérdida anual de más del 2%. Pocas compañías se han salvado: Red Eléctrica, NH Hoteles y Endesa. Fuera del Ibex, el valor más castigado ha sido Astroc.El que hasta hace sólo unos días fuera el valor estrella del parqué español -llegó a multiplicar su precio por 1.000- cierra la semana con una desplome del 33%.