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Desde el punto de vista del Sevilla FC entendemos que, como ya mantuvimos justo después de suceder el lamentabilísimo hecho acaecido en el derbi copero celebrado en el Ruiz de Lopera, el botellazo recibido por Juande Ramos en la cabeza no es más que fruto de la reacción de un cafre de los muchos que hay en nuestra sociedad, impregnada en sí misma de violencia.

Desgraciadamente esta lacra está instalada hoy día en el mundo en que vivimos a todos los niveles: familiar, escolar y el fútbol, como punto de reunión de masas, es imposible que se libre de la misma.

Tras la disputa del derbi de Liga en el campo del Betis el pasado 10 de febrero, en el Sevilla FC se tuvo clarísimo que había que tomar conciencia de lo ocurrido y es por ello que prácticamente ningún consejero ni representante de la entidad valoró lo vivido después del lunes posterior al partido, único día en el que, por alusiones, se ofreció la versión de la entidad sobre lo ocurrido en el palco del estadio del Betis. Después de ese día, y ahí están las hemerotecas para poder comprobarlo, no hubo ningún tipo de declaración salvo alguna puntual, escueta y encaminada a recuperar las formas, como la realizada por el presidente de la entidad, José María del Nido, quien antes de viajar con el equipo hacia Bucarest se limitó a dar por zanjada la polémica del derbi, no sin antes, con intención de «echar agua al fuego», como dijo textualmente, «tender una mano» para solucionar el conflicto institucional originado.

El siguiente paso, ya en la semana del derbi copero, no fue una declaración, sino un gesto en toda regla, como fue aceptar el documento propuesto por la Real Federación Española de Fútbol en la que nuestra entidad presentaba disculpas al Real Betis por lo acaecido, al tiempo que aceptaba las del club verdiblanco; es decir, toda una declaración de intenciones para tratar de alcanzar la paz.

Entendemos que esta postura institucional del club, mantenida durante más de dos semanas, no puede, en modo alguno, ser considerada como algo que genere una acción brutal de un incontrolado como la vivida. Es más, basta echar una vista atrás a jornadas recientemente disputadas para comprobar cómo una semana sí y otra también se producen episodios violentos en otros campos donde ni se miden eternos rivales ni hay lo que se puede denominar un caldo de cultivo para que haya hechos lamentables.

Es más, minutos después del botellazo a Juande, en Zaragoza, un futbolista recibía otro impacto con una botella, gracias a Dios sin consecuencias. Esto es, la puntería, lamentablemente, y no el hecho en sí de arrojar una botella, es la que ha disparado la alarma social.

Evidentemente, todos, desde la reeducación, la prevención y el control, pero sin demagogia, debemos poner las bases para que no vuelvan a repetirse actos tan reprobables y condenables como el vivido.

José Castro Carmona es vicepresidente primero del Sevilla FC.