Seis toros de Daniel Ruiz mal presentados, inválidos y sospechosos de pitones. De juego deslucido, descastados y sin clase.

El Juli: Ovación con saludos (estocada) y una oreja con petición de la segunda (pinchazo y estocada corta). José María Manzanares, que sustituía a Sebastián Castella, herido: Ovación (estocada) y una oreja (estocada). Miguel Angel Perera: Una oreja (estocada caída) y ovación de despedida (un pinchazo y estocada).

Plaza de toros de Olivenza, primera de Feria. Lleno.

OLIVENZA (BADAJOZ).- ¡Cómo está El Juli! Como si una dosis de motivación extra hubiera recibido con el anuncio de la reaparición de José Tomás, Julián López dejó de manifiesto con su actuación de ayer que no se va a dejar ganar la pelea por nadie en una temporada que se presenta apasionante. El torero de Galapagar tendrá que volver en su mejor nivel si quiere ganar la partida a toreros como El Juli, muy maduro y ambicioso en este comienzo de año.

La vuelta de José Tomás, unida a la capacidad de El Juli, el pellizco de Morante de la Puebla, el valor de Castella, la maestría de Ponce o la novedad de Cayetano, entre otros muchos atractivos, hacen que la Fiesta afronte un gran año justo en el momento en que se sentía más atacada.

El Juli estuvo muy por encima del inválido que abrió plaza obteniendo muletazos difíciles de imaginar en un principio. Cuando la faena parecía que podía adquirir mayor brillantez gracias al esfuerzo del torero, el animal terminó de rajarse aquerenciándose en tablas y Julián López tuvo que abreviar.

Pero el madrileño no quería irse de vacío en una tarde de tanta expectación, dejándolo claro en un quite al cuarto en los medios con gran quietud, toda una declaración de intenciones de lo que sería la faena de muleta. El astado de Daniel Ruiz manseó de principio a fin buscando las tablas después de cada muletazo, pero El Juli le administró una lidia perfecta dejando la muleta en la cara del astado y evitando así su huida. Dos series en redondo con gran ligazón hicieron que la plaza se convirtiese en un hervidero. Sólo un pinchazo previo a la estocada hizo que el premio se quedara reducido a una oreja.

Desde mucho antes de la hora del comienzo, la expectación alrededor de la plaza de toros de Olivenza estaba por todo lo alto. Aparcamientos repletos, accesos abarrotados y la gente del precioso pueblo extremeño con sus mejores galas para ver a las figuras. Con todo a favor para que el festejo discurriera por los caminos del éxito, fueron saliendo los toros de Daniel Ruiz para cargarse el espectáculo, y sólo el esfuerzo de los tres espadas hizo que el desfile de mansos inválidos sin pitones no se convirtiera en una tarde sin historia.

José María Manzanares se encuentra en el año clave de su carrera.Se nota. Desde que pisa el ruedo se percibe esa concentración que sólo poseen los diestros que atraviesan un buen momento.En este estado se halla el alicantino, que llevó a la práctica su momento de gracia con una buena dosis de toreo de calidad.Manzanares dejó detalles sueltos ante el flojo segundo y cortó una oreja del quinto por una faena con un inicio en el que dibujó pasajes con gran empaque y largura por ambos pitones. Con la espada, un cañón. Su paso por la plaza de Las Ventas esta temporada marcará el despegue definitivo o el estancamiento de este torero.

La primera oreja de la tarde la había conseguido Miguel Angel Perera del tercero. La faena no acababa de levantar vuelo por culpa de la embestida a la defensiva del burel, pero fue en el epílogo de la misma cuando el extremeño acortó distancias para completar varios redondos limpios y de gran exposición. De tener pitones su oponente los sustos que se llevó habrían tenido consecuencias más graves de las que afortunadamente tuvieron.

El sexto fue otro descastado animal al que inició el trasteo con dos pases cambiados por la espalda, pero la falta de clase del astado no permitió el lucimiento. Miguel Angel Perera, por tanto, no pudo conseguir el segundo trofeo que le hubiera abierto la puerta grande y abandonó junto a sus compañeros la plaza a pie despedido con aplausos.

Si la tarde de ayer tuvo una alta expectación no es nada comparado con lo que se avecina para la jornada de hoy, con el doble festejo que supone el final de la feria extremeña. Por la mañana, Enrique Ponce, Morante de la Puebla y Alejandro Talavante componen un primer plato de gran calidad. La jornada se completa con la esperada vuelta a los ruedos de José Ortega Cano, actuando con Enrique Ponce, que hace doblete, y Antonio Ferrera, un cartel que ha convocado casi a más medios de la prensa del corazón que taurinos en sí.