Abre el ciclo la representación de Los días felices, a cargo de la actriz argentina Marilú Marini, en un montaje dirigido por Arthur Nauzyciel y en el que también interviene Marc Topence.Durante la presentación de la obra, la actriz destacó la importancia de mostrar al otro Beckett. «Se nos ha presentado a Beckett como un autor negro y gris, como una apisonadora que pasa por encima de todo lo que es vital. Creo que esta obra muestra que tenía el humor muy presente».

La obra, al igual que el resto de los actos, se engloba en el ideal de «cultura elitista para todos» que tenía el autor irlandés, como recordaron actriz y director. Del mismo modo, el ciclo se adapta a los modelos representativos de Beckett, en lo que a conferencias y mesas redondas se refiere. Así, éstas se dividen en monólogos, dúos, y presentaciones a cuatro bandas. En ellas estarán presentes autores y expertos como Alain Badiou, Vicente Molina Foix, José Sanchís Sinisterra o Javier Tomeo, entre otros.

Además de Los días felices, se pondrán sobre el escenario La dernière bande, ¡Todavía no! y Fragments de théâtre I-II. Por otra parte, se proyectará la película Film, dirigida por Beckett y protagonizada por Buster Keaton.

Considerado como uno de los autores teatrales más importantes del siglo XX, Samuel Beckett desarrolló la mayor parte de su carrera en Francia, alternando en sus escritos el inglés y el francés. En 1969 se le concedió el premio Nobel de Literatura.Su nombre va asociado inevitablemente a Esperando a Godot, su obra más conocida, catalogada por los estudiosos como una de las cumbres del teatro del absurdo.

Precisamente contra esta etiqueta se dirigen los esfuerzos del montaje de Marini y Nauzyciel. «Tenemos que desterrar el epígrafe absurdo de 'teatro del absurdo'», dijo este último. «Al tildarlo de absurdo se evacúa de él todo lo que tiene de humano», prosiguió Nauzyciel, quien calificó su montaje como «un cruce entre Star Trek y Virginia Woolf». Según el director de escena, «ese segundo de vértigo ante la existencia que todos tenemos, Beckett lo consigue estirar hasta una hora y media».

Marini, que concibió esta versión de Los días felices después de visitar Argentina en pleno derrumbe económico, dijo sentirse identificada con la ubicación de Beckett entre dos culturas.«Sin embargo», matizó, «creo que Beckett es un autor que pertenece a la cultura anglosajona. Tiene un punto de locura que no es francesa. Además, bebe mucho de la cultura irlandesa, de los cuentos, de las sagas, los personajes extraños, el gusto por el circo y el music hall...».