El otrora temible Real Madrid se ha despojado de la vestimenta de campeón y, a los ojos de muchos, se ha enfundado la poco gloriosa de sparring o la poco adecuada de la madre Teresa. Me explico porque es dramático. El Real Madrid ya no suscita el miedo de antaño. El Financial Times escribe que el club vive una crisis de «proporciones bíblicas». Los equipos europeos punteros saben que ahora es un rival interesante pero asequible, en el fondo crecientemente deseable: tiene fama, codearse con él aún viste mucho, pero dejó de ser letal, enfrentarse con él tiene menos riesgos que con el Barcelona, el Lyon El equipo blanco, metamorfoseado en un sparring de lujo si recordamos su historial, recuerda a las grandes actrices americanas de más de 40 años. Han sido muy buenas, pero Hollywood es cruel con la edad de ellas. A los 45 ya no hay prácticamente para papeles protagonistas. Han de aceptar el de secundarias. El conjunto de Capello, antes siempre protagonista, parece zambullirse en esa categoría. Secundario distinguido y con un pasado.

No menos novedoso es el papel de madre Teresa que los blancos interpretan abundantemente en la era Capello. No hay necesitado al que no quiera socorrer. Acudid a mí, los modestos, los que sufrís, los que estais en baja forma, parece decir, yo os daré consuelo. Yo aliviaré, aún momentáneamente, vuestra pena para que os cubrais ante vuestra afición. Así, cualquier conjunto, por penosa que sea su situación en la tabla, entierra su mediocridad, tutea al Madrid y saca pecho en el Bernabéu, muchos tienen más ocasiones de gol y bastantes se llevan los puntos.

Habiendo convertido a Robinho, Raúl, Diarra, Cannavaro, Reyes, Gago... en jugadores vulgares, habría que preguntarse si es Don Fabio Capello como director de escena el que ha llevado al antiguo protagonista indiscutible a interpretar persistentemente a un sparring de postín y a la madre Teresa.