Corría el mes de septiembre de 2006 y en la idílica localidad de Meersburg, a orillas del Lago Constanza, en una galante imagen llena de besos y brindis con champán, todo indicaba que se cerraba el largo asalto de E.ON sobre Endesa. Apenas un par de días antes, José Luis Rodríguez Zapatero había augurado en las páginas del semanario Die Zeit un «final feliz» para todas las partes implicadas en la OPA. La declaración se interpretó como un pacto entre los gobiernos español y alemán, escenificado luego en la reunión con Angela Merkel, tras meses de incómodo tira y afloja.
En menos de medio año, el escenario ha cambiado drásticamente.El pacto sellado en la villa alemana se ha convertido en papel mojado. Todo por la inesperada aparición de Enel, convidada supuestamente al banquete por Rodríguez Zapatero en su entrevista en Ibiza con el primer ministro italiano, Romano Prodi. Superado el estupor inicial, el Gobierno germano y la cúpula directiva de E.ON están ultimando una ofensiva para frenar a la compañía pública y evitar que la eléctrica alemana pierda el partido en el último minuto y de forma injusta. A unos y a otros les ha costado reaccionar ante la millonaria operación relámpago lanzada por Enel, que ha situado al grupo italiano como primer accionista de la empresa española en tres días.
Esta semana será decisiva para el futuro de E.ON y, por ende, para el de Endesa. La gran coalición de Merkel, según distintas fuentes consultadas por EL MUNDO, se reúne hoy por la mañana en Berlín. Entre los temas a tratar figurará la contraofensiva para ayudar a E.ON. No obstante, todos los indicios apuntan a que el Ejecutivo no dará un paso al frente hasta el miércoles.Este día, el presidente del consorcio alemán, Wulf Bernotat, presenta los resultados de 2006 en Dusseldorf. Y avanzará las primeras pistas de las maniobras apalabradas con Merkel.
De momento, E.ON ya ha dejado claro que mantiene su oferta por Endesa «en su forma actual, independientemente» de la aparición de Enel. La normativa española impide al grupo italiano adquirir más títulos sin lanzar una OPA, lo que deja a la oferta de E.ON como la única en liza. El problema es que el grupo alemán necesita hacerse con más del 50% del capital para controlar Endesa.
Renuncia
Fuentes del sector eléctrico creen que, a estas alturas de la disputa, E.ON no tirará la toalla y renunciará si es necesario al requisito que condiciona su OPA. Aunque no pueda levantar los blindajes, no tendrá obstáculos para sentarse en el consejo de administración, al contar con el apoyo del actual equipo directivo.Y una vez dentro, hará lo posible para cerrar las puertas de la gestión a Enel e, incluso, a Acciona (propietario del 21% de Endesa), haciendo uso de las restricciones contempladas en los estatutos de la eléctrica contra la entrada de competidores.
Otra de las medidas que se plantea E.ON consiste en adquirir una participación de hasta el 25% en Enel. Según publica Der Spiegel en su edición de esta semana, el consorcio alemán baraja, entre otras alternativas, la propuesta por Goldman Sachs, consistente en «un espectacular plan de rescate» que tendría como fin forzar a los italianos a intercambiar sus acciones de Endesa.
E.ON también se ha puesto en contacto con el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, para que intervenga ante los «indicios de concertación» que, según E.ON, existen entre Enel y Acciona.
La duda es cuán drástica será la respuesta de Merkel. Se verá en la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del jueves en Bruselas, en la que se encontrarán la canciller y el presidente español.Paradójicamente, la excusa de la cita es la necesidad de afinar la política energética comunitaria. Y el gran impulsor del debate ha sido el Gobierno alemán, que ocupa la presidencia de la UE.Hasta los observadores más optimistas estipulan que el papel de Moncloa en la aparición de Enel pasará factura a las relaciones entre España y Alemania, tanto en sus relaciones diplomáticas como comerciales. Habrá que esperar a ver en qué grado.