DASE ha informado a todos sus directivos que la decisión de clausurar su planta de Puerto Real «es firme e irrevocable» y que, conforme a su visión del problema, hasta ahora «no existen alternativas viables» que impidan el cierre. La corporación industrial sostiene que ha analizado con detalle la situación financiera, legal y el volumen de negocio de la planta gaditana, y que tras ese análisis no hay otra salida que el cierre.

La firma mantiene que en los últimos meses sus relaciones con las administraciones locales y regionales han sido «correctas», así como que, dado que el diálogo con la Administración, las instituciones y los representantes de los trabajadores se ha iniciado ya, no han abordado la solicitud de un expediente de regulación de empleo. Esta información figura en un argumentario confidencial de respuestas y preguntas enviado por correo electrónico a los directivos y jefes de departamento de la planta en Puerto Real. En 14 páginas, Delphi les instruye sobre cómo y qué deben responder ante preguntas relacionadas con la grave crisis.

En el argumentario, Delphi informa a sus directivos que hasta ahora no se ha recibido oferta alguna de compra para cualquiera de sus líneas de producción en Puerto Real. Además, ni siquiera figura en su plan mundial de venta. Delphi defiende que la reciente decisión de Ford de anular sus pedidos de rodamientos a la planta gaditana no ha influido en la decisión final.

Delphi considera que los costes de producción en Puerto Real «no son competitivos respecto a otras plantas del grupo o algunos de nuestros competidores». Son los clientes los que formulan sus pedidos a una planta u otra de las 159 que tiene en 34 países, donde trabajan 172.000 personas. El mercado manda.

Por otro lado, los trabajadores de Delphi y sus esposas barajan esta semana organizar acciones «con repercusión global» que llamen la atención de los medios de comunicación en EEUU. Entre ellas, al estilo de las protestas contra General Motors en la ciudad de Flint (Michigan), una «gran sentada» que tendría lugar ante la Embajada estadounidense en Madrid. Pero la acción de mayor envergadura sería una huelga de hambre de dos días con una gran acampada frente a la factoría de Puerto Real, todo ello organizado por las mujeres de los trabajadores, que cada día van adquiriendo mayor relieve en el conflicto.