Se sienten desamparados. Los padres de uno de los bebés fallecidos la semana pasada en el Doce de Octubre creen que no se les informó con claridad de que había una bacteria en el Servicio de Neonatos del hospital y piensan que la muerte de su hijo se habría podido evitar.
Como ya informó ayer este periódico, tres bebés prematuros murieron la semana pasada en ese centro y otro está muy grave como consecuencia de una infección de la bacteria klebsiella pneumoniae. Esta bacteria, al parecer muy común en los hospitales, acabó con la vida de un niño el pasado 26 de febrero. Cinco días después, el 2 de marzo, murieron otros dos pequeños, que estaban en incubadoras vecinas.
Los tres bebés fallecidos pesaban muy poco y habían nacido prematuros, por lo que su estado de salud y su nivel de defensas eran bastante flojos.
Los padres de Alejandro, uno de los dos últimos, comentaron ayer a M2 que quieren «denunciar al hospital por la falta de información y porque si hubieran aislado antes a los niños, después de la muerte del primero, a lo mejor esto no habría sucedido».
Melida y Marcelo, ambos de 32 años, son los padres de este bebé que nació por cesárea a las 30 semanas de gestación y pesó 1.450 gramos. El bebé aparentemente estaba bien al día siguiente de nacer, puesto que enseguida le retiraron el oxígeno, podía tomar leche materna y no presentaba más que un problema en una arteria bastante habitual en los niños neonatos.
Sin embargo, el pasado jueves por la mañana, los médicos informaron a Marcelo y Melida de que su bebé estaba muy grave. Al parecer, a las cinco de la mañana del día anterior el niño había sufrido un ataque infeccioso que le deterioró con mucha rapidez.
Después de algo más de 24 horas en las que el pequeño tuvo un problema tras otro, los padres tomaron la decisión de desconectarle de los aparatos de respiración asistida para que no sufriera más. Al pequeño Alejandro le habían dejado de funcionar los riñones, se le había puesto roja la cabeza, le habían salido manchas en la tripa y en la cara y había sangrado por la boca y el oído una sangre de color casi negro, según relató su madre a este periódico.
«Ver la cara de dolor de tu hijito en su último día de vida es algo terrible», decía la madre desconsolada. Marcelo y Melida se quejan de que no se les informó de que había muerto un niño unos días antes por la infección, y creen que en el hospital «tendrían que haber sido más claros».
La madre, además, sufre otra infección porque se le practicó una cesárea y se le han infectado los puntos. Cuando acudió a tratársela a la maternidad del Doce de Octubre y le preguntaron por su bebé, se enteró de que había una bacteria en neonatos.
El único consuelo que le queda ahora a esta familia es su otra hija, una niña de siete años. Sin embargo, los padres piden ayuda porque no saben cómo afrontar la muerte del pequeño, dicen que no se les ha ofrecido asistencia psicológica y no saben si podrán hacer frente a los gastos de la incineración de su hijo, cuyo cadáver continúa en el hospital.
Por su parte, la asociación El Defensor del Paciente, que preside Carmen Flores, ya solicitó ayer mismo al fiscal jefe de Madrid que «abra una investigación sobre lo ocurrido el hospital y se depuren responsabilidades», informa Efe.
Además de la muerte de los tres bebés, la bacteria klebsiella pneumoniae ha hecho enfermar a otro, que ayer todavía se encontraba en estado grave, según confirmaron fuentes del hospital madrileño en la mañana del domingo.
Durante una rueda de prensa, el director gerente del Doce de Octubre, Joaquín Martínez, explicó ayer que el cuarto bebé está colonizado por la misma bacteria, que se encuentra en su piel con «sospecha de infección aún no confirmada». Según dijo, la bacteria es de carácter hospitalario y propia de cuidados prolongados, y «conlleva gran mortalidad en el caso de pacientes con patologías graves, tal y como ocurre en determinados niños prematuros», informa Europa Press.
La jefa de Servicio de Neonatología, Carmen Pallás, explicó que se han tomado medidas muy estrictas para proteger a los neonatos, cuya patología, ya grave de por sí, los convierte en población de alto riesgo.
Pallás indicó que actualmente hay unos 25 bebés que «serán tratados separadamente hasta que se les dé el alta, y no se mezclarán en ningún momento con niños que no hayan estado expuestos a la bacteria». La doctora dijo que la klebsiella pneumoniae es una bacteria muy «lista, ya que va aprendiendo a hacerse resistente a los antibióticos y va fortaleciéndose».
Por otra parte, el jefe del Servicio de Neonatología de La Paz, José Quero, afirmó ayer en declaraciones a Efe que «tristemente» el fallecimiento de tres bebés del Hospital Doce de Octubre «no es algo excepcional, y ocurre en los mejores hospitales del mundo».
El médico subrayó que para los neonatólogos es habitual que los bebés prematuros se infecten, porque estos niños «nacen estériles y pasan a un medio que, desde el punto de vista bacteriológico, está muy contaminado».